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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En Tennessee, autoridades se preparan para ejecutar por primera vez con inyección letal a Byron Black, un hombre de 69 años con un desfibrilador en el corazón, pese a las denuncias de abogados sobre el posible aumento de su sufrimiento. Condenado por el asesinato de su novia y sus dos hijas en 1988, su defensa temía que los choques del desfibrilador empeoraran su situación. La ejecución sería la primera de una persona con discapacidad en la época moderna de la pena de muerte en Tennessee.

Las autoridades estadounidenses tienen previsto ejecutar este martes por primera vez con una inyección letal a un criminal con un desfibrilador implantado en el corazón, en Tennessee, pese a las denuncias de abogados y organizaciones civiles sobre una posible agudización de su sufrimiento.

La Corte Suprema de Estados Unidos y el gobernador de Tennessee, Bill Lee, rechazaron el lunes las peticiones de clemencia de los defensores para intervenir en el caso de Byron Black, un hombre de 69 años que asesinó en 1988 a su novia, Angela Clay, y a las dos hijas de ella, de 9 y 6 años.

La defensa pedía quitarle el desfibrilador por temor a que el aparato le diera choques repetidos y agudizara el sufrimiento del hombre, quien está en silla de ruedas y padece demencia y fallas cardiacas, según la organización Death Penalty Information Center.

La petición de clemencia señaló, además, que esta ejecución sería “la primera de una persona con discapacidad en Tennessee en la época moderna de la pena de muerte”.

“Su cerebro y su cuerpo continúan deteriorándose a una rápida velocidad. No es absolutamente una amenaza para nadie. El hecho que esta corte haya cerrado las puertas a su justificada petición basada en discapacidad intelectual no solo es inconstitucional, es inhumano”, indicó su abogada Kelley Henry al medio The Intercept.

Con la de Black, suman 28 criminales ejecutados en Estados Unidos en lo que va de 2025, con lo que ya superó los 26 de todo 2024 y es la cifra más alta de los últimos cinco años, de acuerdo con Death Penalty Information Center.

El incremento de este año se atribuye en particular a Florida, que concentra casi una de cada tres ejecuciones, un total de nueve, y planea concretar dos más en agosto: el 19 la de Kayle Bates, quien mató a cuchilladas a una mujer de 24 años, y para el 28 la de Curtis Windom, quien mató a tres personas en el condado de Orange.