El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, anunció el jueves el nombramiento de un enviado especial para Corea del Norte, Stephen Biegun, con quien volverá a ese país “la próxima semana”.

“Steve liderará la política de Estados Unidos hacia Corea del Norte, y llevará nuestros esfuerzos para lograr el objetivo del presidente Trump: la desnuclearización definitiva y completamente verificada de Corea del Norte, como se ha comprometido el presidente Kim Jong Un”, dijo Pompeo a la prensa mientras era acompañado por el nuevo emisario.

“Él y yo viajaremos a Corea del Norte la próxima semana para hacer un mayor progreso diplomático hacia nuestro objetivo”, agregó.

Biegun, de 55 años, quien se retira como vicepresidente de asuntos internacionales de Ford Motor Co., había sido considerado para el puesto de asesor de seguridad nacional del presidente estadounidense Donald Trump antes de que fuera para John Bolton. Fue parte del equipo de seguridad nacional del presidente republicano George W. Bush a principios de los 2000.

“Los temas son difíciles y serán difíciles de resolver”, admitió al tomar la palabra después de Pompeo. “Pero el presidente ha creado una apertura y debemos apurarnos aprovechando todas las oportunidades para hacer realidad la visión de un futuro pacífico para el pueblo de Corea del Norte”, agregó el nuevo representante especial.

El viaje de la próxima semana será el cuarto de Pompeo a Corea del Norte, y el segundo desde una histórica cumbre el 12 de junio entre Trump y Kim.

“El Departamento de Estado ya ha realizado un trabajo excelente en implementar y sostener la campaña de presión, organizar la primera cumbre a nivel de líderes en Singapur y sentar las bases para que Corea del Norte se responsabilice de las promesas que ha hecho el presidente Kim”, dijo Pompeo.

Los términos y el cronograma de la desnuclerización norcoreana quedaron supeditadas a las negociaciones de seguimiento, encomendadas al secretario de Estado estadounidense.

Pero poco progreso concreto se ha registrado desde el 12 de junio, y Pompeo regresó con las manos vacías de su último viaje a Pyongyang a principios de julio.

La intención de Washington es mantener la aplicación de las draconianas sanciones internacionales impuestas en 2017 mientras Corea del Norte no renuncie efectivamente a la bomba atómica, pero Pyongyang quiere concesiones de Estados Unidos en cada etapa del proceso.

Pompeo pidió a la comunidad internacional que “mantenga la presión” en un foro regional en el sudeste asiático a principios de agosto.