Los enfrentamientos entre las fuerzas separatistas armenias de Nagorno Karabaj y el ejército azerbaiyano continuaban sin tregua este lunes, después de una jornada marcada por bombardeos en zonas urbanas que dejaron víctimas civiles.

El ministerio de Relaciones Exteriores de los separatistas de Karabaj dijo que su capital, Stepanakert, con 50.000 habitantes, fue blanco de “intensos disparos de cohetes” por la mañana.

La víspera, a ambos lados del frente, el fuego de artillería alcanzó ciudades de Nagorno Karabaj (Stepanakert y la vecina Shusha) y también de Azerbaiyán, principalmente Ganyá –la segunda ciudad del país a 60 kilómetros de la línea de frente–, así como Beylagan.

Y según el gobierno azerí, los ataques en zonas urbanas de Azerbaiyán se reanudaron el lunes.

“Las fuerzas armadas armenias están atacando con misiles y cohetes las zonas densamente pobladas de Ganyá, Barda, Beylagan y otras ciudades de Azerbaiyán. Barbarie y vandalismo”, denunció en Twitter el asesor presidencial de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev.

Según los balances oficiales, los bombardeos del domingo, principalmente con cohetes, mataron a cuatro personas en la autoproclamada república de Nagorno Karabaj y a cinco personas en Azerbaiyán. También hubo numerosos heridos.

Como ocurre desde la reanudación del conflicto, el 27 de septiembre, los beligerantes volvieron a acusarse mutuamente de atacar deliberadamente a los civiles y difundieron imágenes de casas destruidas o de misiles sin explotar en las fachadas.

El domingo por la noche, ante la violencia de los bombardeos en zonas habitadas, Rusia expresó su preocupación.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, dijo a su homólogo armenio estar preocupado por “el aumento del número de víctimas entre la población civil” y reiteró el llamamiento de Rusia, la principal potencia regional, a “un alto el fuego lo antes posible”.

Retirada y “disculpas”

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también condenó los “bombardeos indiscriminados”.

Cientos de hogares e infraestructuras clave como hospitales y escuelas fueron destruidos o dañados, según el CICR.

En el noveno día de combates, los separatistas, apoyados política y militarmente por Armenia, y los azerbaiyanos no dieron ninguna señal de atender a los llamamientos de tregua de la mayoría de la comunidad internacional.

La región de Nagorno Karabaj, poblada principalmente por armenios, hizo secesión de Azerbaiyán después de la caída de la Unión Soviética, lo que llevó a una guerra a principios de los años 1990 que se cobró 30.000 vidas.

El frente ha estado virtualmente congelado desde entonces, a pesar de enfrentamientos regulares.

Ambas partes se culpan mutuamente de la reanudación reciente de las hostilidades, una de las crisis más graves, si no la más grave, desde el alto el fuego de 1994, que hace temer una guerra abierta entre estos dos países de la antigua Unión Soviética.

En un discurso televisado el domingo, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, dijo que la ofensiva continuaría hasta que su oponente abandone “nuestros territorios” y hasta que el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, “se disculpe” y proclame que “Karabaj no es Armenia”.

“Victorias imaginarias”

Azerbaiyán reivindica varios éxitos militares sobre el terreno, incluyendo la toma de varias ciudades y pueblos.

Pero el lado armenio rechaza estas afirmaciones y también muestra su determinación.

“Habiendo fracasado en el campo de batalla, el bando azerbaiyano proclama victorias imaginarias y difunde ‘fake news’ sobre los bombardeos armenios en zonas habitadas de Azerbaiyán”, denunció el ministerio de Exteriores de Armenia.

El balance de muertos –todavía muy parcial, ya que Azerbaiyán no comunica sus pérdidas militares– asciende a 245 personas, después de que Karabaj lo rebajara: 202 combatientes separatistas, 18 civiles de Karabaj y 25 civiles azerbaiyanos.

Pero cada lado afirma haber matado entre 2.000 y 3.000 soldados enemigos.

La escalada del conflicto podría tener consecuencias impredecibles porque hay varias potencias con intereses en la región: Rusia, el árbitro regional tradicional, Turquía, aliada con Azerbaiyán, e Irán.