Las fuerzas de Azerbaiyán siguen tratando de retomar lugares en los llamados “territorios ocupados”, alrededor de la propia provincia escindida. Estos territorios habían sido conquistados durante la guerra de secesión de 1988-1994. El lado azerí y el armenio reivindican bajas importantes en las filas enemigas.

Azerbaiyán concentró sus esfuerzos el miércoles principalmente en la parte meridional y nororiental de la línea de contacto de Nagorno-Karabaj. En el sur, en el distrito de Fuzuli, en la frontera con Irán, Azerbaiyán lidera la ofensiva con su artillería, ya que el terreno es llano.

En el noreste de Nagorno-Karabaj, el terreno es montañoso y las fuerzas azeríes están haciendo un mayor uso de los medios aéreos, drones y aviones de combate. Fue uno de estos dispositivos lo que mató, por ejemplo, a tres civiles en el pequeño pueblo de Martakert el miércoles por la tarde.

Ofensiva más determinada que en 2016

Al igual que durante la llamada “guerra de los cuatro días” de 2016, el objetivo del gobierno de Azerbaiyán parece ser recuperar el control de partes de los “territorios ocupados”, tanto para satisfacer a la opinión pública como para reforzar sus posiciones en la escena diplomática, según indica Radio Francia Internacional.

Pero fue con mayor determinación y método que Bakú efectuó su ofensiva el domingo pasado. Esto hace temer que esta vez ya no se trate de una guerra de cuatro días, sino un conflicto más largo y letal. En 2016, según algunos observadores, se habían registrado casi 350 bajas militares y civiles en ambos lados.

Sin embargo, Azerbaiyán acusa a Armenia de haber iniciado los ataques que causaron la más reciente escalada.

Afluencia de voluntarios armenios

Nagorno-Karabaj, enclave en Azerbaiyán, es una república no reconocida internacionalmente pero que se encuentra bajo la tutela de Armenia.

Armenia pidió una movilización general: los voluntarios están llegando, especialmente los hombres para luchar. La diáspora armenia viene de todo el mundo.

De pie en la aeronave, unos cuarenta hombres entonan canciones de guerra. Los pasajeros filman y aplauden. Estos hombres, que tienen entre 18 y poco más de 50 años, se reunieron en el aeropuerto. Proceden de los Estados Unidos, España, los Países Bajos, Bielorrusia y Francia.

Armenia cuenta con una generosa diáspora a lo largo del mundo, herencia principalmente del genocidio que sufrió dicho pueblo a manos del Imperio Otomano entre 1915 y 1923, en la época de la Primera Guerra Mundial.

Se estima que en dicho evento histórico murieron hasta 2 millones de armenios.

Actualmente, se estima que 7 millones de armenios viven fuera del país, y sólo 3 millones dentro de él.

“Sin pensarlo dos veces”

“Soy de Francia y decidí venir sin pensarlo dos veces”, dice uno de ellos, un empresario de la construcción. “El domingo por la mañana, mi padre me llamó. Me dijo: ‘Enciende la televisión, mira lo que está pasando en Armenia’. Lo encendí inmediatamente, vi lo que estaba pasando y decidí salir en el primer vuelo para estar con mi gente, mis hermanos”.

Este empresario se fue solo, sin decirle a su familia, con un poco de dinero, algo de ropa y una preparación militar de tres meses, hecha hace cinco años. “Voy por si puedo salvar vidas. Nos juntamos y conversamos, éramos al menos 40 antes de subir al avión. Todos nos hablamos y nos dijimos que no teníamos miedo”.

“Todos han planeado, si es necesario, comprar su propio equipo de combate. En Ereván no hay ni una sola pieza de equipo militar o incluso una bolsa de dormir. Todo ha sido requisado para el esfuerzo de guerra”, retrata.