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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El Tren Bioceánico, iniciativa clave para conectar Sudamérica, potenciará a Perú como puente logístico entre océanos, con el megapuerto de Chancay como eje comercial. Este proyecto ferroviario de más de 4.000 km revolucionará la infraestructura y el comercio regional, permitiendo transportar 40.000 toneladas diarias. Con respaldo gubernamental y de China, busca reducir costos y tiempos logísticos.

Este ambicioso proyecto ferroviario transformará la conectividad en Sudamérica, acelerando el comercio entre Brasil, Perú y Asia. Con el apoyo de gigantes como China, el Tren Bioceánico será clave para fortalecer el puerto de Chancay y posicionar a Perú como un nodo logístico fundamental en la ruta entre ambos continentes.

El Tren Bioceánico, una de las iniciativas más ambiciosas para la conectividad de Sudamérica, promete convertir a Perú en el puente logístico entre dos océanos y potenciar el megapuerto de Chancay, convirtiéndolo en un eje clave para el comercio entre América Latina y Asia.

Este megaproyecto ferroviario no solo implicará una revolución en la infraestructura del continente, sino que posicionará a Perú como un actor principal en el flujo de mercancías entre Brasil, Chile y el gigante asiático, China.

El proyecto contempla un tren que conectará el puerto de Bayóvar, en Piura, con el puerto de Santos, en Brasil, atravesando más de 4.000 kilómetros de territorios desafiantes, entre ellos la selva amazónica y los Andes peruanos.

La infraestructura ferroviaria promete transformar la logística regional, permitiendo que hasta 40.000 toneladas sean transportadas diariamente a lo largo de esta vasta distancia. Con trenes formados por 100 vagones, cada uno con capacidad de 80 toneladas, y remolcados por locomotoras especializadas, la operación diaria tendrá la capacidad de mover hasta 8.000 toneladas por trayecto.

Según estimaciones técnicas, cada viaje implicará un ciclo de 12 horas, que incluirá carga, descarga y revisiones, garantizando una conectividad eficiente entre los puntos clave de esta nueva ruta comercial.

Chancay, el eje comercial del Tren Bioceánico

El impacto de este proyecto va más allá de la conexión ferroviaria. El Tren Bioceánico también tiene un papel fundamental en el futuro del megapuerto de Chancay, un puerto de última generación que ha sido financiado y construido por la naviera china Cosco. Este puerto será un punto neurálgico para las exportaciones peruanas, especialmente para las que tienen como destino mercados asiáticos.

Según declaraciones de la experta en negocios internacionales Daniella De Luca a DW, “los peruanos piensan que China le hizo un puerto a Perú; pero no, China se hizo un puerto en Perú, lo cual es muy diferente“, resaltando la magnitud e importancia estratégica de esta infraestructura.

Respaldo gubernamental al Tren Bioceánico

El gobierno peruano y los actores clave en la región ya están alineados para darle impulso al proyecto. En la pasada Cumbre APEC, la presidenta Dina Boluarte y el presidente chino, Xi Jinping, ratificaron su apoyo a esta monumental iniciativa, que ha sido declarada de interés nacional por el Congreso de Perú. Este respaldo de alto nivel promete transformar la logística en Sudamérica, abriendo nuevas oportunidades para los exportadores latinoamericanos al reducir drásticamente los tiempos y costos de transporte.

De acuerdo a los cálculos de expertos, el transporte por tren reducirá el costo logístico a aproximadamente 7 centavos de dólar por tonelada por kilómetro, lo que convierte a esta infraestructura en una alternativa altamente competitiva frente al transporte por carretera.

Desafíos técnicos

El Tren Bioceánico tendrá un impacto directo en las economías de varios países de la región. El gobernador regional de Piura, Luis Neyra León, instó al Gobierno central a priorizar el proyecto como una política pública, destacando su potencial para cerrar las brechas de infraestructura y conectar el Perú con los mercados más grandes del mundo.

“La mejor manera de potenciar el comercio entre Brasil, Perú y Asia es a través de un ferrocarril, porque las cargas que mueve Brasil, como la soya y la carne, podrán utilizar los puertos peruanos para llegar a China”, declaró el presidente del directorio de la Autoridad Portuaria Nacional, Juan Carlos Paz, quien es optimista sobre el impacto que tendrá la obra en la economía nacional y regional.

No obstante, no todo será sencillo. La construcción del tren enfrenta desafíos técnicos y ambientales significativos. El paso por la cordillera de los Andes exige la construcción de 44 kilómetros de túneles, puentes y viaductos.

Además, el paso por territorios amazónicos y áreas con comunidades indígenas implica la necesidad de realizar estudios de impacto ambiental y cumplir con los procesos de consulta previa.

En este sentido, la implementación de planes de mitigación social y ambiental será crucial para evitar posibles conflictos y garantizar que las comunidades afectadas por el proyecto se beneficien de manera justa.

Inversión y financiamiento

Aunque el proyecto tiene un fuerte apoyo gubernamental y de inversionistas internacionales, como los chinos, aún persisten interrogantes sobre el financiamiento total. La inversión estimada supera los 12.000 millones de dólares, y se espera que un consorcio internacional robusto, respaldado por China, Perú y Brasil, asuma los costos de construcción.

Aun así, las negociaciones siguen en curso y dependerán de acuerdos intergubernamentales y de la viabilidad técnica y financiera de los proyectos asociados.

Competencia con Chile

En cuanto a la competencia por las rutas comerciales, los ojos están puestos en el Corredor Bioceánico, otro megaproyecto ferroviario que competirá con el Tren Bioceánico. Este último tiene como destino final el puerto de Valparaíso en Chile, y se ha desarrollado en paralelo al Tren Bioceánico, con la intención de convertir a Chile en un puerto clave para el comercio entre Sudamérica y Asia.

Sin embargo, según los especialistas, como el economista José Manuel Mesía, el Corredor Bioceánico chileno carece de la infraestructura portuaria necesaria para competir con la capacidad de Chancay. “Chile todavía no tiene puertos de gran magnitud. En Perú está Chancay, que puede recibir buques Post-Panamax y grandes portacontenedores, lo que hace rentable un viaje”, explicó.

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El rol de China en el Tren Bioceánico

El Tren Bioceánico también está íntimamente ligado a la relación económica entre China y Sudamérica, en particular con Brasil y Perú. El gigante asiático ha demostrado un interés creciente en estos países, especialmente en los recursos naturales y en el comercio.

En Brasil, China ha invertido en sectores clave como el transporte ferroviario, los vehículos eléctricos y la energía. A través de este proyecto, China busca consolidar su influencia económica en la región y fortalecer sus lazos con América Latina.

La importancia estratégica de Perú, en términos de su ubicación geográfica y sus puertos, se ve reflejada en las declaraciones del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien considera a China como un socio para reequilibrar el poder mundial, especialmente frente a la hegemonía de Estados Unidos.

Conectividad regional

Para los gobiernos de Brasil, Perú y China, el Tren Bioceánico representa una visión de largo plazo para mejorar la conectividad y la competitividad de la región. Este proyecto es visto como una oportunidad no solo para mejorar el comercio, sino también para impulsar la inversión y la integración regional, convirtiendo a Sudamérica en un eje logístico clave para el comercio global.

Aunque los desafíos son muchos, el respaldo de los gobiernos y los inversores internacionales aumenta las posibilidades de que el Tren Bioceánico sea una realidad en un futuro cercano.