La reina tuvo mascotas de forma ininterrumpida desde que recibió a su primera corgi a los 18 años. Aun así la reina no pudo cumplir su más grande deseo: que sus perros no vivieran para verla morir.

Si existe una característica que muchos recuerdan al hablar de la reina Isabel II es su inmenso amor los animales, específicamente a sus perros corgis. Sin embargo, tras confirmarse la muerte de la monarca, a muchos les surgió una duda: ¿Qué pasará con sus mascotas?

Isabel II tuvo a su primer corgi a los 18 años de edad como obsequio de su padre. La mascota, llamada Susan, acabó siendo la cabeza de un árbol genealógico de 30 perros descendientes de la primera mascota.

Pese a su amor por criar muchos perros, la monarca decidió dejar de tenerlos hace diez años. Según consignó el medio inglés Telegraph, la reina había decidido detener el ciclo porque no quería que ninguno de sus perros tuviera que presenciar su muerte.

Sin embargo, el deseo no se cumplió. Pese a que no existe una lista oficial, se cree que Isabel tenía alrededor de cinco perros, incluidos dos corgis llamados Muick y Sandy, un Dorgi llamado Candy y dos Cocker Spaniel.

Según consignó Newsweek, hasta el momento no existe un plan oficial sobre el destino de los caninos y se especulan diferentes resultados: que queden bajo el cuidado de sus hijos o bien, con su personal.

El amor de la reina Isabel II por los perros corgi

En 2012, en conversación con Vanity Fair, Monty Roberts, hombre a cargo de los caballos de la realeza y que aconsejaba a la monarca en la crianza de sus mascotas, reveló que Isabel no quería criar más perros.

“Ella no quiere tener perros jóvenes, porque no quiere que ningún cachorro se quede solo. Quiere darle un fin a eso”, aseguró, según consignó Telegraph.

De acuerdo a Roberts, en sus paseos diarios, la reina no dudaba al decir “mis corgis son mi familia”.

La reina Isabell y cuatro perros en la entrada de uno de los castillos.
Captura Facebook

En abril de 2018, tuvo que sacrificar a Willow, parte de la catorceava generación de descendientes de Susan, a causa de un cáncer. Seis meses después, se despidió de otro canino debido a su avanzada edad.

Según consignó El País, una de sus biógrafas aseguró que “a lo largo de los años (sus perros) han sido más cercanos a ella que algunas personas. Son absolutamente leales, nunca la decepcionan”.

Tras la muerte de Felipe, su hijo, Andrés, decidió romper el deseo de su madre. Así, le regaló a Fergus y Muick, dos cachorros corgi que, si bien no eran familiares de Susan, asegura Vanity Fair, volvieron a animar a Isabel.

De estos, solo uno de los cachorros sobrevivió, pero Andrés siguió insistiendo y le regaló otro pequeño animal. En 2021, el príncipe William aseguró que la reina seguía paseando personalmente a sus corgis, los cuales le daban vida por el encierro.