El actor Julio Milostich reveló la compleja situación que vivió su familia en su infancia y que lo llevó a irse a vivir con su padre a una pieza, a los cinco años.

El actor Julio Milostich reveló detalles de su dura infancia, durante una conversación sincera con Martín Cárcamo en De tú a tú.

Milostich nació en Punta Arenas en 1966, siendo el menor de cinco hermanos. Sin embargo, con solo cinco años, su padre se lo llevó a vivir con él en una pieza.

El actor explicó que su familia era de escasos recursos y tenían una situación económica complicada. “Mi madre siempre trabajó, primero como asesora del hogar y, luego, en una fábrica procesadora de alimentos del mar. Éramos de familia muy trabajadora y se ganaba para sobrevivir”, relató.

“Mi papá, en esencia era músico, hacía instrumentos… tenía un grupo de música, de tango y boleros, era muy conocido en Punta Arenas y tenía muchas habilidades manuales, tenía talleres de hojalatería y uno de gasfitería, inventó una máquina para afilar cuchillos”, siguió.

Julio Milostich: “La verdad que yo estaba muy bien con mi mamá”

Por ello, la decisión de que se fuera a vivir con su papá no fue fácil. “Fue loco igual porque siempre fui muy regalón porque yo era el más chiquitito y la verdad que yo estaba muy bien con mi mamá”, señaló.

Milostich vivió cinco años con su padre, y aunque mantenía una relación estrecha con él, aseguró que no fue un “niño libre”.

“Mi papá, al ser un viejo chapado a la antigua, la niñez mía fue reprimida porque para mi papá yo era sus ojos… súper estricto, demasiado estricto, por una parte, me sentía feliz… pero no era un niño libre, no sentía libertad, fue una estructura muy rígida”, contó.

“Pasé navidades acostado, porque mi papá no celebraba navidad ni año nuevo. Un viejo amargado, don Antonio, no sé por qué. En esta niñez terrible que tuve quizás está el origen de muchas cosas, uno después saca conclusiones cuando es más grande”, reflexionó.

A ello se sumaba el dolor de ver partir a su madre cuando ella lo visitaba, no obstante, aseguró que ella nunca tuvo la fuerza para exigir llevarse a su hijo.

A pesar de todo, dijo “yo no era infeliz”. “Tenía de dulce y de agraz, porque yo amaba a mi viejo, porque también estaban los sábados y domingos que eran los días de música, donde se cantaba, se tocaban instrumentos… y eran momentos súper bonitos para mí”, recordó.

El día que todo cambió

Pero las cosas cambiaron cuando cumplió 10 años. “Yo dormía con mi viejo y siempre nos quedábamos dormidos conversando o cantando. Un día me despierto en la mañana y miro a mi papá, yo sentí que algo no estaba bien, lo toco y mi papá estaba helado, frío”, relató.

“Entonces de repente mi papá se levanta y empieza a andar por la casa”, prosiguió.

El asustado niño corrió a la casa de su madre, para pedir ayuda. Ese día su padre sufrió tres ataques cardíacos y falleció a las tres de la tarde.

Milostich aseguró que fueron momentos de muchas lágrimas, pena y sentimientos encontrados, pues si bien no volvería a ver su papá, sí podría volver a vivir con su madre. Ese día cambió su vida para siempre.