Jordi Castell fue uno de los finalistas de Vértigo que llegó a “La hora de la verdad”, donde se confesó con Diana Bolocco. Durante la entrevista, el fotógrafo reveló cómo fue su dramática infancia, en la que tuvo que enfrentar el maltrato de su padrastro.

Según Castell, sus padres se separaron cuando tenía dos años y medio, y al poco tiempo su madre quiso rehacer su vida con otro hombre. “Yo no voy a culpar a mis padres por lo inmaduros que fueron… se casaron tan jóvenes”, señaló. “Mi mamá volvió a casarse esperanzada en tener una nueva vida, en construir de nuevo una familia”, agregó.

Las cosas, sin embargo, no fueron lo que esperaron. Su padrastro comenzó a maltratar a Jordi, algo que el comunicador ha intentado bloquear en su mente. “Fue el peor maltrato físico que un niño de ocho o nueve años pueda tener, fue un abuso constante y unos niveles de humillación y violencia… lo tenía borrado, ahora lo estoy recordando cuando me lo preguntas”, aseguró. “Tampoco recuerdo tantas cosas, porque algo tengo como mecanismo de defensa donde borro cosas, borro episodios de vida”.

Canal 13
Canal 13

Superar esto no fue nada fácil. “Un niño de 11 años no sabe tanto, sólo sabe que lo están golpeando por todas partes, de formas que no son humanas y sabía que tenía que salvarme. ¿Me iba a quedar bajo un puente aspirando parafina? no, no podía. Me autoexigí ver siempre la luz”, dijo,

Fue así como comenzó a dar a diario las gracias por todo lo vivido, además se refugió en su abuelo materno. “Por suerte, tuve y tengo a mi abuelo materno. Él me eligió como hijo, él es mi papá y ha sido siempre mi figura paterna… él es el hombre más importante en mi vida. Pero claro, no viví cosas que un niño debería vivir… no fue un tiempo grato. No fue fácil entrar a la adolescencia con los niveles de violencia y abuso a los que fui sometido“, reconoció.

Canal 13
Canal 13

Tras muchos años de terapia, Jordi asegura que pudo ver las cosas desde otra perspectiva. “No voy a juzgar a mi padrastro, no me siento con la autoridad ni la capacidad moral de hacerlo de apuntarlo con el dedo. Incluso lo perdono y le deseo lo mejor. Ojalá que no viva ni un octavo de lo que él me hizo vivir a mi“, agregó.

“Esto yo lo hablo de la humildad, porque tampoco soy quien para venir a cuestionar a alguien que le hizo tanto daño a un niño. Y no juzgo a esa persona que fue mi padrastro, porque tampoco tenía las herramientas para lidiar con un niño de 8 o 9 años”, finalizó.