Este miércoles, la reina Isabel II aceptó “a regañadientes” el consejo de sus médicos que le pidieron “guardar reposo” durante unos días, obligándola a cancelar una visita a Irlanda del Norte.

A pesar de sus 95 años, la muerte de su marido Felipe en abril y de la pandemia de covid-19, la monarca británica ha seguido asistiendo incansablemente en los últimos meses a actos públicos mientras se prepara para festejar sus 70 años en el trono en 2022.

Además, no se sabe públicamente que la jefa de Estado haya tenido algún problema de salud grave en los últimos años.

“La reina ha aceptado a regañadientes el consejo médico de guardar reposo durante los próximos días”, anunció el Palacio de Buckingham en un breve comunicado.

“Su majestad tiene buen ánimo y está decepcionada por no poder visitar Irlanda del Norte, donde tenía previstos una serie de compromisos hoy y mañana”, agregaron, subrayando que “espera poder visitar en el futuro” la región.

Según la agencia de noticias británica AP, Isabel II descansa en el castillo de Windsor, unos 40 kilómetros al oeste de Londres, donde había pasado los sucesivos confinamientos.

Se asume que la monarca pasa sus días allí a gusto y no “a regañadientes”, como se tomó el consejo médico, ya que el milenario castillo es su residencia favorita entre todas las que tiene.

De momento se sabe que el consejo de sus médicos no tiene relación con el coronavirus y que está desde hace tiempo vacunada contra la covid-19.

Su participación en la COP26, la gran conferencia de la ONU sobre el cambio climático que comienza a principios de noviembre en la ciudad escocesa de Glasgow, no está en cuestión actualmente , según la misma agencia de noticias.

Obligada a abstenerse de expresar cualquier opinión política en público, Isabel II dijo a mediados de octubre que le irritaban los líderes mundiales que “hablan” del cambio climático pero “no actúan”, en una conversación privada sobre la COP26 captada por el micrófono de una cámara al margen de un acto oficial.

Bastón

Aunque ya no viaja al extranjero, donde regularmente es representada por su hijo y heredero de la corona, el príncipe Carlos, de 72 años, Isabel II sí asistió a la cumbre del G7 celebrada en junio en el suroeste de Inglaterra.

En Windsor recibió al presidente estadounidense Joe Biden, entregó premios y aceptó credenciales de numerosos nuevos embajadores en el Reino Unido, a veces por videoconferencia.

Pero la semana pasada se vio a la monarca caminando en público con un bastón, primera vez que esto ocurre desde 2004.

Sin embargo, el martes por la tarde apareció sin el junto al primer ministro Boris Johnson en una recepción en Windsor a las decenas de líderes empresariales reunidos en Londres para la Cumbre de Inversión Global, entre ellos el fundador de Microsoft, Bill Gates.

En plena forma, muy sonriente y sin mascarilla, Isabel II estrechó la mano de todos ellos y habló de pie con los invitados.

También el martes, la revista británica The Oldie informó de que la monarca había rechazado el premio que concede anualmente, “Oldie of the Year” (“viejito del año”).

“Su majestad cree que eres tan viejo como te sientes y, por lo tanto, no cree cumplir los criterios para aceptar” el galardón, afirmó su secretario privado adjunto, Tom Laing-Baker, en una carta a la revista para explicar el rechazo.