La empresa operadora de la famosa cadena de heladerías Bravissimo solicitó su quiebra.

En 2019, mientras enfrentaban una compleja situación financiera, la empresa quiso sumar socios, pero la crisis social frenó todos los negocios. Luego llegó la pandemia y, en consecuencia, siete meses sin ingresos.

Bravissimo fue una de las principales heladerías del país, llegando a tener 47 sucursales y más de 1.300 colaboradores.

La búsqueda de inversionistas que pudieran reestructurar la empresa inició en 2019 con varios interesados, pero se convirtió en algo inviable tras los obstáculos presentados desde octubre de 2019.

La caída de ventas y el cierre casi total de los locales desde marzo 2020 por normas sanitarias, agudizaron la situación financiera de la empresa.

El Ministro de Economía, Julio Pertuzé, declaró que “lo primero es lamentar, por supuesto, cada negocio que tiene que quebrar, que tiene que entrar en un proceso de reorganización. Son momentos difíciles. Hay trayectorias muchas veces que trascienden una sola persona, sino que son de generaciones”, dijo en radio Universo.

Tras la complicada situación, la autoridad le aseguró a los empresarios que el gobierno contará con estrategias para ayudar en momentos de dificultad.

“Es una estrategia que es robusta. Obviamente la pérdida de lugares tan emblemáticos, de mi juventud…¿Quién no se comía un rico helado en Viña del mar en el Bravissimo? Se va a echar de menos. Pero a esos mismos emprendedores, decirles que van a haber instrumentos para poder reemprender si es que ese fuera el caso de quieran seguir”, agregó.

La historia

El origen de la marca nace en 1987, cuando el empresario Guillermo Prieto lideró a un grupo de socios en el nuevo emprendimiento llamado Bravissimo: una heladería con foco en los jóvenes que tendría páctallas de televisión con proyección de video clips.

El primer local abrió en Providencia 1406, casi al llegar a Manuel Montt y la demora del éxito los obligó a ampliar el concepto. Sumaron desde pasteles hasta a hamburguesas, incluyendo opciones de desayunos y almuerzos. El objetivo era tener alimentos para todo tipo de horario.

Sin embargo, la competencia local y extranjera afectó los resultados, sumado a la baja rentabilidad de algunos locales en zonas con poco tráfico. Además, la apertura de sedes en distintos malls, que implicaban inversiones millonarias, no dio los resultados esperados.

Fue en ese momento que la búsqueda de inversionistas se hizo necesaria, pero la crisis social y la pandemia obstaculizaron el proceso hasta que se consideró imposible.

La solicitud de liquidación contempla exclusivamente a la empresa operadora de los locales, que pertenece a Guillermo Prieto y a sus socios. Según se explica, tenían la licencia de uso de la marca exclusivamente para locales comerciales y otros operadores adquirieron licencia para explotación de la marca en otros rubros.

“La marca Bravissimo nunca ha estado en poder o ha sido propiedad de ninguna de las tres sociedades que hoy están pidiendo su liquidación”, explican desde la administración de una de las fallidas.

La familia Prieto, al no estar en condiciones económicas de seguir con el negocio, licenció la marca a terceros – que se mantienen bajo reserva – quienes pueden seguir usándola para distintos usos, incluidos la venta de helados y alimentos.