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El Gobierno de Chile estimó en 40 millones de dólares el impacto económico directo de las reuniones anuales en Santiago de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El ministro de Hacienda, Mario Marcel, destacó que la presencia de 4.800 personas tuvo un efecto positivo en la economía y que el monto invertido en la organización del evento se recuperará. Esta fue la primera vez desde 2001 que Chile acogió la reunión de la máxima instancia de toma de decisiones del banco multilateral, integrada por representantes de 48 países. La cumbre se realizó en un contexto de tensiones comerciales, con Estados Unidos anunciando aranceles recíprocos, lo que podría afectar a la región. Durante la reunión, se analizó la implementación de acuerdos anteriores, incluyendo una estrategia para aumentar el impacto de los proyectos del BID y un aumento de capital de BID Invest.

El Gobierno estimó en 40 millones de dólares el impacto económico directo que dejó la celebración de las reuniones anuales en Santiago de la Asamblea de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

“El haber recibido 4.800 personas tiene, por supuesto, un efecto positivo para nosotros, tiene un impacto sobre la industria de los servicios”, dijo el ministro de Hacienda, Mario Marcel, en la rueda de prensa de clausura del evento, que comenzó el miércoles pasado con unos seminarios previos y continuó el viernes con la asamblea.

La cumbre se celebró en el Centro Cultural Estación Mapocho y el monto que el Gobierno invirtió en su organización “se va a recuperar”, agregó el ministro.

Chile, sede de la asamblea del BID

Es la primera vez desde 2001 que Chile acoge la reunión de la máxima instancia de toma de decisiones del banco multilateral, integrada por ministros de Finanzas y Economía y otros altos funcionarios de los 48 países miembros.

En paralelo, se celebró también la 39ª reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID Invest, el brazo del BID que trabaja con el sector privado, responsable del 44% de las operaciones de la banca multilateral en la región.

La cita tuvo lugar en momentos de complejidad geopolítica, con crecientes cuestionamientos por parte de Estados Unidos al multilateralismo y a días de que el 2 de abril entren en vigor los aranceles recíprocos anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, lo que podría afectar a la gran mayoría de países de la región.

“Hemos tenido en general una discusión muy constructiva. Para nadie es un misterio que hoy en día tenemos situaciones complejas en materia comercial”, reconoció Marcel, que aseguró que la cumbre sirvió para analizar la implementación de los acuerdos alcanzados durante la reunión anterior celebrada en Punta Cana (República Dominicana).

En aquel encuentro se aprobó una nueva estrategia para aumentar el impacto de los proyectos del BID y un aumento del capital de BID Invest en 3.500 millones de dólares.

“Esos acuerdos son muy importantes para el futuro de la región y, por lo tanto, evaluar sus avances y su impacto era muy importante”, agregó Marcel.

Fundado en 1959, el BID es una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico, social e institucional de América Latina y el Caribe.

El banco, cuyos tres principales accionistas son Estados Unidos, Argentina y Brasil, proporciona anualmente 25.000 millones de dólares en financiamiento y movilización de recursos en la región y tiene la meta de superar los 38.000 millones al año para 2030.