Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) se reunió con las autoridades chilenas del 18 al 27 de octubre para analizar la evolución económica reciente y las prioridades en materia de políticas. En esta declaración se abordan distintas cifras y proyecciones para nuestro país, como una caída en el PIB para el 2023, como también se destaca la política monetaria que adoptó el Banco Central.

Este viernes el Fondo Monetario Internacional entregó la declaración tras el término de la misión que evaluó la situación económica de Chile, la cual no contiene cifras muy alentadoras para el próximo año.

Cabe mencionar que una misión del FMI se reunió con las autoridades chilenas del 18 al 27 de octubre para analizar la evolución económica reciente y las prioridades en materia de políticas.

Recordemos que hace unas semanas el FMI sostuvo que el PIB de Chile será de 2% este año, pero que el país no crecerá el próximo año: la contracción sería de 1%.

En tanto, dentro de las conclusiones preliminares del personal técnico del Fondo Monetario Internacional -en el marco del Artículo IV del Convenio Consultivo- se establece que “tras una notable recuperación posterior a la pandemia de COVID-19, la economía chilena está experimentando una transición necesaria hacia un crecimiento más sostenible.

Agregando que “gracias a una respuesta política multifacética, eficaz, considerable y bien coordinada, la economía se recuperó muy rápidamente de las secuelas de la pandemia, provocando la acumulación de desequilibrios macroeconómicos. En un entorno caracterizado por una brecha del producto positiva, fuertes presiones inflacionarias y un abultado déficit de la cuenta corriente, las autoridades han endurecido debidamente las políticas macroeconómicas, sin dejar de apoyar el empleo que se encuentra rezagado ni de proteger a los más vulnerables”.

En el documento se proyecta además que “el crecimiento del PIB disminuya de 11,7 por ciento en 2021 a 2,1 por ciento en 2022, y que se sitúe en un 1,3 por ciento negativo en 2023, para después retornar a la tasa potencial estimada de 2,5 por ciento a mediano plazo”.

Balanza de riesgos e inflación

Mientras que la balanza de riesgos “se inclina a la baja”, se detalla en la declaración. Los expertos indican que entre los riesgos externos “están la posibilidad de una desaceleración o recesión mundial brusca, con la consiguiente escalada de las primas de riesgo internacionales y volatilidad de los precios de las materias primas; un posible desanclaje de las expectativas inflacionarias en las principales economías en paralelo con un mayor endurecimiento de las condiciones financieras mundiales; shocks en los precios de las materias primas; o una intensificación de los efectos colaterales de la guerra de Rusia en Ucrania”.

Por otro lado, los riesgos internos “están relacionados con una inflación elevada que se prolongue más de lo previsto, malestar social por los precios elevados de los alimentos y la energía, lentitud en las reformas para satisfacer las demandas sociales. Si bien se espera que el proceso de reforma constitucional continue, la incertidumbre sobre su resultado se ha aminorado”.

En cuanto a la inflación, el organismo ve que el 2023 cerraría en un 5% y al término del 2024 ya estaría en la meta del Banco Central de 3%.

Política Monetaria y Fiscal

Dentro de la declaración se destaca “la gran solidez de los fundamentos económicos y de los marcos de política son la base de la resiliencia de Chile y de su capacidad para responder a los shocks”. Esto incluso ha permitido acceder a las líneas de crédito flexibles del FMI.

El FMI también destacó que el Banco Central de Chile adoptara “una política monetaria más restrictiva para moderar las presiones inflacionarias, y continúa vigilando los riesgos que inciden sobre el escenario macroeconómico”. En esta línea detalla que “las presiones inflacionarias han sido considerables, ya que los efectos mundiales de contagio de los precios se han visto agravados por factores internos, como una posición cíclica muy positiva (pero que está contrayéndose con rapidez) y la depreciación de la moneda”.

Según la evaluación del personal técnico: “la orientación de la política monetaria es adecuada. No obstante, prevalecen los riesgos al alza para la inflación, lo cual podría hacer necesaria una prolongación del ciclo de endurecimiento si las presiones inflacionarias persisten”.

Siguiendo con el Banco Central, el FMI valoró el programa de intervenciones cambiarias, el que “sirvió para abordar los riesgos derivados de las condiciones desordenadas de los mercados”. También apuntó a que “el tipo de cambio debe seguir desempeñando su función de amortiguador, y convendría reponer las reservas externas cuando las condiciones lo permitan”.

En tanto, el sector financiero “sigue siendo resiliente, y los bancos cuentan con niveles adecuados de rentabilidad, capitalización y liquidez”.

En el marco de la política fiscal, el grupo de expertos idnicó que “los resultados fiscales superiores a las metas que han obtenido las autoridades en 2022 son notables. Se prevé que el saldo fiscal general arroje un superávit de 1,6% del PIB (el primer superávit en una década), frente a un déficit de 7,7% del PIB en 2021. Esta extraordinaria consolidación tuvo como base el retiro de las medidas de estímulo relacionadas con la covid-19 y una sólida recaudación de ingresos (en parte por factores excepcionales). El gobierno además repuso US$6.000 millones en el fondo de ahorro soberano y reasignó gasto dentro de la dotación presupuestaria para apoyar a los más vulnerables, incluyendo: i) medidas para mitigar el impacto de los altos precios de la energía y los alimentos; ii) subsidios a favor del empleo en los sectores rezagados; y iii) transferencias focalizadas para los hogares”.

En esta línea, según la evaluación del FMI “el proyecto de Ley de Presupuesto de 2023 se centra en el gasto social y la inversión pública de forma coherente con la sostenibilidad fiscal a mediano plazo preanunciado por las autoridades y la sostenibilidad de la deuda”. Sin embargo, recomendó que “a fin de apoyar el proceso desinflacionario y la convergencia de la cuenta corriente, sería recomendable ahorrar todo ingreso por encima de lo proyectado y esperar para desembolsar fondos no asignados”.

Reforma Tributaria

En medio de la discusión y los avances en la reforma tributaria, la entidad dijo que “las reformas del gasto social deben avanzar a medida que se materialicen los frutos de la reforma tributaria conforme a los objetivos fiscales a mediano plazo”. Agregando que esta reforma “persigue objetivos valiosos, como captar ingresos para ampliar los servicios sociales, incrementar la progresividad del sistema tributario, simplificar y reducir los costos de cumplimiento, reducir los incentivos para la planificación tributaria abusiva y fomentar una economía verde”.

No obstante, alertó que “el umbral de exención continuaría siendo elevado, y las tasas de impuesto para los tramos bajos e intermedios de la escala impositiva se mantendrían modestas, en relación con las normas internacionales”.

Incluso se plantean dudas respecto a las estimaciones de recaudación por las medidas antielusión y el nuevo impuesto a las personas de patrimonios más altos. “Las experiencias de distintos países hacen pensar que podría ser difícil que se materialicen los rendimientos que se prevé obtener de la administración tributaria y el impuesto al patrimonio. Para preservar la sostenibilidad fiscal, el aumento del gasto debe estar condicionado a la evolución de los ingresos y a las metas de consolidación fiscal a mediano plazo”, detallan.

Reforma previsional

En relación a la reforma previsional, el organismo señaló que hacer una “es necesaria para subsanar pensiones deficientes”. También se destacó la nueva Pensión Garantizada Universal (PGU), aunque advirtió que aún “son muchos los chilenos con pensiones deficientes, una dificultad agravada por los retiros pensionales”.

Dentro de los temas más relevantes que deben ser considerados en la reforma están: “i) el margen para ampliar la pensión universal de manera sostenible; ii) un incremento de las tasas de contribución y su destino (cuentas individuales frente al pilar redistributivo); iii) medidas para mejorar la densidad de las contribuciones, en especial para las cohortes más jóvenes, y reducir la informalidad; iv) incrementos en la edad de jubilación; y v) las funciones de los Fondos de Pensiones (AFPs). Deben evitarse nuevos retiros de los ahorros pensionales”.

Sobre esto último, el FMI señaló que “tras los considerables retiros de los ahorros pensionales, las autoridades están considerando medidas para profundizar los mercados de capital”.

El grupo de expertos explicó que “los fondos de pensiones han tenido un papel preponderante en la profundización del mercado financiero al atender a segmentos del mercado no cubiertos por otros inversionistas institucionales, favoreciendo la renta variable local y bonos corporativos, mostrando un mayor apetito para vencimientos de más largo plazo y actuando como amortiguador de shocks. Sin embargo, los retiros de los ahorros pensionales y la incertidumbre en torno al futuro de las AFPs han menoscabado la profundidad y la liquidez del mercado de capital interno”.

“La reforma previsional que se avecina debe tener en cuenta las implicaciones macroeconómicas y para el mercado de capitales, entre otras, la necesidad de incrementar los ahorros agregados y de financiar la inversión a largo plazo. Los planes de las autoridades para establecer un mercado de repos, desarrollar un sistema de operadores primarios, promover las tecnofinanzas (con el apoyo de la nueva Ley Fintech) y fomentar la internalización del peso chileno podrían suponer nuevas vías para profundizar los mercados de capital. El aumento de la productividad y la innovación son también prioridades clave del gobierno”, precisó el FMI.