Los bancos europeos superaron el año 2020 y el estallido de la crisis del covid-19 sin demasiados problemas, pero en un 2021 plagado de incertidumbres deberán ser prudentes.

Con todo, los resultados publicados por los principales grupos bancarios europeos están marcados por la crisis.

El español Banco Santander registró una gigantesca pérdida de casi 9.000 millones de euros (10.800 millones de dólares).

El italiano UniCredit y su compatriota Banca Monte dei Paschi di Siena constataron pérdidas respectivas de casi 3.000 millones de euros (3.600 millones de dólares) y 1.300 millones de euros (1.500 millones de dólares).

En el caso de Société Générale (Francia), las pérdidas fueron de 258 millones de euros (312 millones de dólares) y en el del alemán Commerzbank, de casi 3.000 millones de euros (3.600 millones de dólares).

Otros tuvieron beneficios pero muy moderados, como el francés BNP Paribas o el español BBVA, cuyos beneficios cayeron en un año un 13% y un 63% respectivamente. El holandés ING, por su parte, dio cuenta el viernes de una caída del 48%.

Pero muy a menudo, “no son pérdidas durante todo el año, sino solo en uno o dos trimestres. Al final, tenemos pocos bancos que perdieran dinero en 2020 y las pérdidas están vinculadas, en general, a provisiones y depreciaciones contables” relacionadas con la crisis del covid-19, explicó David Benamou, director de inversiones en Axiom Alternative Investments.

De hecho, la mayor parte de los bancos europeos llenaron sus reservas de provisiones el año pasado, a veces incluso con carteras de créditos considerados sanos, guareciéndose así contra eventuales turbulencias futuras.

Base financiera reforzada

Globalmente, “la base financiera de todo el sector bancario europeo progresó el año pasado”, apuntaron a la AFP Simon Outin y Hadia Guergouri, analistas en Allianz Global Investors.

Los establecimientos se beneficiaron de una mayor flexibilidad en las exigencias normativas y de un arsenal de medidas emprendidas por el Banco Central Europeo (BCE). Además, las autoridades europeas les obligaron a abstenerse de realizar repartos de dividendos.

Precisamente a causa de esto, a diferencia de lo ocurrido en la crisis financiera de 2008, los bancos europeos han sido más artífices de soluciones que de problemas, por ejemplo, respaldando algunas medidas gubernamentales de apoyo a la economía y facilitando los préstamos.

Pero, de todas formas, “el resurgimiento de casos de coronavirus pone de manifiesto el riesgo de un nueva degradación de la economía. Esta incertidumbre, unida a la desaparición progresiva de las medidas de apoyo en 2021, crea un riesgo considerable para los bancos”, advirtieron a finales de diciembre los analistas de Moody’s en una nota.

Entorno muy competitivo

En lo que respecta a los bancos franceses, “seguirán teniendo beneficios en 2021” pero estos seguirán estando “probablemente por debajo (de los niveles) de 2019”, dijo Nicolás Malaterre, analista bancario de S&P Global Ratings.

El sector tendrá que hacer frente “a un panorama competitivo importante, una reglamentación cada vez más fuerte, tipos bajos, inversiones masivas en el sector de datos y en el digital”, declaró Laurent Mignon, presidente del directorio del grupo BPCE.

Además, “tendrán que ser rigurosos con los costes y encontrar nuevas oportunidades para ahorrar a partir de la experiencia del confinamiento y del teletrabajo”, subrayaron Outin y Guergouri, de Allianz GI.

Y, en sus actividades de bancos de inversión, “tendrán que estar a la defensiva frente a la competencia de los bancos estadounidenses”, agregaron.