Un nuevo estudio revela el estado actual de la Torre de Pisa y por qué no está cercana a derrumbarse aún.

La Torre de Pisa en Italia ha estado en la mira desde siempre, ya que es una estructura inestable y propensa a derrumbarse, por estar inclinada hacia un lado. Esto porque parte de su base se hundió algunos metros bajo tierra mientras estaba siendo construida en el año 1174.

Ahora, un nuevo estudio permitió dilucidar cuál es su estado actual y si es que, después de siglos, finalmente estaría a punto de caerse. Sin embargo, los expertos pudieron corroborar que aún le queda bastante tiempo en pie.

Y es que esta estructura ha estado bajo trabajos de conservación durante años, donde arquitectos y expertos en la construcción se han encargado de mantenerla cuidadosamente en pie e incluso han sido capaces de enderezarla unos centímetros.

Según detalla el portal Science Alert, la Torre de Pisa ha resistido 4 fuertes terremotos con éxito y así mismo el paso del tiempo y los cientos de años que se ha mantenido en pie.

El estudio refleja que, desde que se realizaron los últimos trabajos de restauración hace 21 años, la torre se ha enderezado 4 centímetros más y se mantiene con una “excelente salud”, como dice el comunicado posteado en los medios locales.

“Considerando que es un paciente de 850 años con una inclinación de alrededor de cinco metros y un hundimiento de más de tres metros, el estado de salud de la Torre Inclinada de Pisa es excelente”, señalan los expertos.

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¿Por qué está inclinada la Torre de Pisa?

La Torre de Pisa presentó complicaciones desde que comenzó su construcción a finales de 1173 e inicios de 1174, puesto que el terreno en ese entonces era lodoso y poco estable. Fue ahí cuando comenzó a enterrarse, aunque los constructores de la época continuaron el trabajo.

Esto último, desencadenó en la decisión de construir un costado de los pisos más alto que los otros, evitando que se notara la inclinación, pero por el peso y las condiciones el descenso continuó, aunque sin caer todavía.

De hecho, en los 90, otro estudio determinó que estaba más inclinada que el límite que los expertos habían estimado para su caída, pero seguía en pie.

A partir de allí, se realizaron diversos trabajos para mantenerla estable. En primera instancia insertaron plomo en el lado no inclinado, para que su peso detuviera el hundimiento, pero esta técnica no tuvo éxito.

Finalmente, excavaron en la zona sobresaliente y así comenzó a enderezarse, alcanzado 40 centímetros de corrección, que igualmente significan el doble más de su inclinación cuando terminó de construirse.

Posteriormente, en 2013, se ejecutaron los últimos ajustes hasta ahora, donde se trazó un mapa 3D de las zonas que podrían necesitar reparaciones en el futuro. Actualmente, continúa enderezándose un promedio de medio milímetro al año.