Los científicos que participaron de esta investigación han recopilado datos de varias décadas y con ellos crearon una base de datos global que permite conocer en profundidad los cambios de bosques en todo el mundo.

Los bosques son ecosistemas que entregan múltiples beneficios y cumplen un rol clave en la naturaleza. Sin embargo, su existencia está condicionada ante diferentes fenómenos climatológicos.

Considerando los graves efectos de la sequía o las abrazadoras olas de calor durante el verano, expertos han creado la primera base de datos global de mortalidad forestal producidos por el clima.

El equipo, conformado por científicos de todo el mundo, recopiló datos que van desde 1970 hasta 2018 y en casi 700 ubicaciones al rededor del planeta.

Los resultados de este trabajo de investigación, en los que participó Rosana López, científica de la Universidad Politécnica de Madrid, se publicaron en la revista Nature Communications.

Los expertos, que han analizado los datos acumulados durante décadas, han coincidido en que limitar el calentamiento de la Tierra va a ser determinante para la supervivencia de muchos árboles.

López sostuvo que para paliar estos efectos y a falta de medidas más contundentes que frenen el calentamiento global, la “gestión forestal adaptativa se presenta como una herramienta fundamental para el futuro de nuestros bosques”.

Que los bosques hablen

El trabajo, que abarca todos los continentes arbolados, compara la información de la muerte de los árboles con los datos climáticos existentes para determinar las condiciones climáticas de calor y sequía que han causado estos episodios documentados de mortalidad.

“Estamos dejando que los bosques de la Tierra hablen”, declaró en la misma publicación William Hammond, ecofisiólogo de plantas de la Universidad de Florida, quien dirige el estudio.

Los investigadores recopilaron datos de estudios anteriores que documentan dónde y cuándo murieron los árboles y luego han analizado después cuál era el clima cuando se produjo esa mortalidad; tras realizar esa comparación, los científicos observaron el mismo patrón.

“Lo que descubrimos fue que, a escala global, existe un patrón consistentemente más cálido y seco, lo que llamamos una huella inconfundible (como una “huella digital”) de sequías más calientes, que puede mostrarnos cuán inusualmente cálido o seco tiene que ser para que los bosques estén en riesgo de muerte”, describió Hammond.

Esa “huella inconfundible” que dejan los casos de mortalidad muestra que ocurrieron consistentemente cuando los meses típicamente más cálidos y secos del año se volvían aún más cálidos y secos, y que la mortalidad forestal global está relacionada con extremos climáticos intensificados.

mortalidad forestal
Agencia EFE

Patrones climáticos en la mortalidad forestal

Por medio de los datos del modelo climático, los científicos estimaron la frecuencia con la que ocurrirán estas condiciones climáticas letales en un escenario de un mayor calentamiento, en comparación con el clima de la era preindustrial.

Además, concluyeron que serán desde un 22% más frecuentes si hay un incremento de 2 grados, hasta un 140% más frecuente si las temperaturas suben 4 grados.

El investigador Cuauhtémoc Sáenz-Romero, coautor de este trabajo, expuso en el mismo trabajo cómo los patrones climáticos recientes están afectando un bosque templado mexicano.

Él observó que en los últimos años, la temporada seca y cálida de marzo a mayo es aún más seca de lo habitual, pero también más cálida que nunca, y que esa combinación está generando mucho estrés en los árboles antes de la llegada de la temporada de lluvias de junio a octubre.