Penas de cárcel que van desde los 61 a los 540 días arriesga el escritor chileno Jorge Polanco, uno de los cuatro querellados de parte de la Fundación Juan Luis Martínez por la publicación de “Juan Luis Martínez, poeta apocalíptico”, libro que, aseguran desde la organización, habría trasgredido la Ley de Propiedad Intelectual.

El director de Ediciones UV (Universidad de Valparaíso), Cristián Warnken; el editor general del sello, Ernesto Pfeiffer; y el diseñador de la portada, Felipe Cabrera, también son objeto de la demanda penal, presentada semanas después del retiro de todas las copias del título disponibles en librerías en diciembre pasado.

En “Juan Luis Martínez, poeta apocalíptico”, Polanco (Valparaíso, 1977), repasa en 325 páginas la obra literaria y visual del autor posvanguardista porteño (1942 – 1993), todo esto en base a una tesis doctoral que fue modificada y adaptada para su publicación en el sello universitario.

“Como escritor, no separo la lectura de la escritura. Abordar la obra de Juan Luis Martínez fue un modo de pensar la poética y la filosofía en Chile”, comenta en diálogo BioBioChile el también poeta, ensayista y profesor.

“El aspecto fundamental del ensayo es la pregunta por las modificaciones del lenguaje y las estructuras de la experiencia; la poesía, en este caso, conforma el lugar sensible donde se acusa recibo acerca de esta transformación a la que nos vemos expuestos cada día, a través de esta vida condenada a las pantallas: un fotógrafo del siglo diecinueve decía que el analfabetismo del futuro no iba a consistir en no saber leer, sino aquel que no sepa leer una imagen”, resume.

(P) ¿Cómo surge la idea de trabajar en esta tesis doctoral? ¿En qué contexto se da? ¿Fue fácil escoger el tema a tratar?

“Comencé a abordar estos problemas desde asuntos personales. Cuando joven me costaba mucho hablar, expresarme; sentía que cada vez que decía algo, me traicionaba. Y vi esta experiencia tanto en Lihn como en Martínez, y, por supuesto, en muchos poetas más. La tesis doctoral continúa un trabajo anterior sobre Enrique Lihn, donde se aborda la escritura poética de la precariedad. No fue difícil escoger el problema, sino persistir y tratar de mostrar esta experiencia de balbuceo y la creación de nuevas formas poéticas a partir de la precariedad”.

¿Imaginaste en 2019 las consecuencias que iba a traer este libro? ¿Hubo algún indicio de aquello en su edición o escritura?

“No para nada. Solo pensé que el libro podría ser una aporte -frágil, quizás- a poetas y filósofos jóvenes interesadas o interesados; y con esto, seguir una discusión de largo aliento en la que falta mucho por explorar”.

¿Cuáles fueron las medidas que tomaron en la editorial cuando la fundación decidió presentar la demanda civil? ¿Hubo algún intento de llegar a un acuerdo?

“Vivo en Valdivia hace 4 años y medio. Solo sé parte de las conversaciones por testimonios del editor, quien me dijo que se reunieron en Viña. Sería más preciso que le preguntes a la editorial, porque sería injusto hablar por el editor y las personas que asistieron. Yo soy el autor del ensayo. Me comunicaron que iban a retirar los libros de las librerías unos días después de que se lanzó en Valdivia.

¿Por qué crees que esto escala ahora a una querella criminal? ¿Cuáles crees que son las motivaciones que esconde esta medida?

“No sé de asuntos legales, y cada abogado da su juicio. Como escritor, me resulta completamente ajeno plantear elucidaciones de intenciones legales. Son dos mundos muy distintos la esfera de la creación y la del derecho. Kafka lo muestra muy bien”.

¿Crees que si JLM estuviera vivo, habría sido parte de una demanda de este tipo?

“No lo sé. A eso se llama en filosofía ‘condicional contrafáctico’. La querella fue presentada por la fundación y la familia, no por Juan Luis Martínez”.

¿Cuáles han sido las reacciones y mensajes que has recibido de parte de la industria editorial a raíz de la demanda? Hay una carta firmada por más de 400 personas…

“Me llama la atención hablar de industria editorial. Habría que aclarar qué significa eso. ¿Qué significa una industria? Creo que es un término que en Chile duró hasta el golpe, hasta cuando todo fue vendido. Las firmas no vienen de la noción de una fábrica clásica, sino de poetas, escritores, profesores, que -supongo- viven las mismas precariedades de lo que hoy se ha llamado capitalismo cognitivo.

“Les agradezco mucho, enormemente; por temperamento, siempre he tratado de acompañar procesos y no de dirigirlos (me incomoda la noción de genio, el führer o el centro de mesa del espectáculo), me resulta muy conmovedor. En estos días he estado inestable emocionalmente, y la experiencia de la compañía ha sido un elemento catártico. A todas y todos, estoy muy agradecido y, por cierto, superado”.

¿Confías en que la justicia puede fallar a tu favor?

“Usar el término ‘justicia’ en Chile es extraño, sobre todo cuando hasta hoy hay muchas personas presas sin justificación, que han perdido su visión, que siguen experimentando la noche portaliana. Incluso desde antes, con lo que ha pasado con el pueblo Mapuche… ‘Justicia’ es una palabra muy grande para Chile. No creo que ni en La República de Platón, donde se discute el término, Chile podría estar a la altura. Lo que siento es que hay leyes donde la violencia se quiere legitima, y me daría pudor exponerme como víctima frente a otras personas que están siendo dañadas mucho peor que yo. Como bien muestra Kafka, la justicia no es lo mismo que la ley”.

¿Tienen intenciones de solicitar ayuda de alguna organismo internacional o institución que pueda asesorarlos en el caso?

“(…) Todas las colaboraciones son bienvenidas. Desconozco organismos internacionales, pero me han escrito personas de España, Argentina, México, Perú, entre otras partes, preocupadas por la situación. Pero, por ahora, esta semana (10 de marzo) he estado tratando de reponerme y conversar con amistades. Hasta el año pasado nos reuníamos algunos poetas y psicoanalistas cada quince días para intentar elaborar la violencia cotidiana de Chile a partir de Gabriela Mistral. Un gran amigo perteneciente a este grupo, Luca Shwenke, me dijo que intentara comprender el proceso y observar las inervaciones de los poderes de Chile; incrustados en esta obra de teatro que perfectamente podría titularse “Sometimiento”. Fíjate en la estructura de los memes: consisten en prolongar la cultura patronal por medio de la humillación”.