“¿Ser maricón es menos heavy que ser trans, me preguntaste? (…) Heavy como asqueroso, me dijiste y no supe qué contestar”, fragmento del libro.

Por Francisco Marín Naritelli

Grafitis humanos (Ediciones de la Lumbre, 2021) es la primera novela de Enrique Herrera Ibáñez (Valparaíso, 1981). Ella cuenta la historia de Pablo, quien, solo y encerrado, repasa su vida y recuerda a Glenda, su amiga transgénero y confidente desde los años del liceo, en medio del estallido social, las redes sociales y el confinamiento producto de la pandemia.

Nos detenemos en Glenda.

Glenda, el nombre social de Mario, debe enfrentarse desde muy temprano a las burlas, maltratos y menosprecios, no solo de sus compañeros de liceo o autoridades, también de sus padres; tan solo por escaparse de las normas impuestas por la sociedad, donde, siguiendo a Judith Butler, se yergue un orden simbólico heterosexual en tanto dispositivo de poder que deviene en cultura y castiga cualquier disrupción o resistencia a la supuesta normalidad.

Aquí podemos observar el concepto de género como performance: Glenda se viste a su antojo (su look en tonos oscuros), se niega a responder si le gustan hombres o mujeres, y (ya en el presente) realiza videos provocativos que luego se viralizan donde pone en jaque los símbolos (la Constitución o la Biblia) y las figuras de autoridad, incluido el mismísimo Piñera.

“Operarme es darle la razón a los que piensan que mi cuerpo es un error y que, para ser mujer, debo tener los genitales que la ciencia binaria ha decidido que debo tener entre las piernas” (pág. 82).

Detalle de la portada de Grafitis humanos, Ediciones de la Lumbre (c)
Enrique Herrera Ibáñez, Ediciones de la Lumbre (c)

“No sé si es lo que querías provocar, pero una tropa de zombis te interpela para que te hagas responsable del contenido que subes a las redes. Según Las Divas, son bots, pero yo no estaría tan seguro. Los más civilizados hablan de demandas; los más fundamentalistas amenazan con quemarte viva o tirarte al mar desde un helicóptero” (pág. 93).

¿Cuántas violencias viven las disidencias sexuales? ¿Cuántas muertes larvadas por el odio, la transfobia o simplemente la vulnerabilidad?

En el microcosmos de Valparaíso, lejos de la tarjeta postal y que pareciera amplificar lo que sucede en todo un país: gris, fuego, lacrimógenas, ollas comunes, campamentos; el autor nos va relatando, con un lenguaje llano y directo, los dolores que viven miles: entre el bullying y acoso escolar hasta la represión indiscriminada de Carabineros, pasando por la ignorancia y la indolencia familiar hacia “lo diferente”.

En aquella incomprensión, la de los 90 y quizá, la de todos los tiempos, y con el peligro cierto del retroceso que ciertos sectores políticos quisieran alentar, esta novela adquiere sentido de urgencia.

Para recordar.

Para no olvidar.

“Nadie se había dado cuenta de que ibas al baño de mujeres mientras estábamos en clases, hasta que los del Cuarto A te pillaron y comenzaron a gritarte travesti para que salieras. Ya ni siquiera eras el maricón que cojeaba por el liceo. No. Decidieron etiquetarte como ´el travesti´ por usar el baño del alumnado que tenía vagina” (pág. 26).

“Un paco te estaba apuntando a un par de metros y El Gato te cubrió con su cuerpo, recibiendo el balín en la espalda. A pesar del impacto, te tomó y te llevó hacia el cerro, donde había gente de la Cruz Roja ayudando a los heridos y a los asfixiados por las lacrimógenas” (pág. 44).

La novela transita, entonces, entre el humor y el afecto de la amistad y la brutalidad de las calles. Las humillaciones constantes, los peligros a la vuelta de la esquina. Porque tal como dice el narrador: “En este país, es más peligroso dar la espalda que cruzar el río amarrado de pies y manos”.

Aun así, nos permite advertir la ternura y la confidencia deslenguada que emergen como una esperanza o quizá como un bálsamo ante tanto desierto. Porque así somos los seres humanos: capaces de los peores horrores y, al mismo tiempo, de crear lazos imperecederos que trascienden el paso del tiempo.

Portada de Grafitis humanos, Ediciones de la Lumbre (c)

Grafitis humanos

Enrique Herrera Ibáñez
Ediciones de la Lumbre, 2021
163 páginas