Por Leopoldo Pulgar Ibarra

En la primera función de estreno esta obra desarrolla parcialmente la arista de comedia negra desatada que se encuentra en sus fundamentos.

Sí aporta una mirada llena de desparpajo al describir ciertas relaciones humanas cotidianas sin pudor ni miramientos.

Así, la ruptura brutal de las convenciones sociales y personales se transforman en conductas a propósito dislocadas, para que nadie dude de cómo este grupo humano representa a la sociedad actual.

Todo a través de personajes extraños, entre ellos, una embarazada indolente, un hombre que se siente perro y otro amante de estos animales, una mamá sobrepasada por las circunstancias y un hijo volátil.

Completan el cuadro un vecino desaforado, ansioso y sucio, y Larry: pareja de la embarazada y autista que reflexiona y filosofa poéticamente sobre cómo siente el mundo en que vive, un perfil sorpresivo e inocente que contrasta con la rudeza de familiares y vecinos.

“Cómo cuidar de un pato”, publicado por Ediciones Overol (2018), es la primera obra de Josefina González, actriz integrante del elenco.

sidarte

Ambiente de contrastes

Desde el título de esta obra, la dramaturga sugiere el predominio de lo absurdo en un relato que protagoniza Larry mientras practica su futura paternidad con dos patos que compró … por si uno muere.

Sus expectativas, ideales y emociones respecto del hijo o hija que viene resultan extravagantes, pero humanas, sencillas e inclusivas.

Incluso, llama la atención que sobrevivan en medio de los enredos, vulgaridades y hostilidades que provocan familiares y vecinos.

Este ambiente de contrastes es acentuado por el director Javier Riveros (“ABC1”) por lo que el trato entre ellos se hace burdo y agresivo, diálogos agitados, ensordecedores y estériles que esconden miedos e insatisfacciones.

En realidad, a través de los hijos y la obsesión por su cuidado, la dramaturga alude a un sistema de vida anclada en la inseguridad y el miedo.

Un signo de la época que se observa no sólo en el devenir de un grupo humano en condiciones económicas precarias, sino en una sociedad hacinada emocionalmente, individualista y que no advierte el peligro.

La forma de comer, de vestir, de hablar gritando, de manifestar deseos y ambiciones a todo volumen van construyendo una falta de sentido que envuelve a sus personajes.

Son caricaturas cómicas de ellos mismos, ridículas y risibles y, sobre todo, cotidianas, coincidentes con la música trap y la escenografía de Alejandro Palacios que refuerzan lo triste y oscuro del fondo del relato.

Luis Dubó como el vecino grosero y destemplado, y Matteo Citarella como Larry, aluden a signos opuestos y complementarios en un montaje que ofrece una mirada espontánea de la realidad.

Esta instantánea fotográfica de Josefina González, además, equivale a la carta de presentación de una dramaturga con sensibilidad y manejo suelto del diálogo teatral que traspasa a la acción.

Una obra que, en el trascurso de su rodaje, tiene la posibilidad cierta de alcanzar toda la carga tragicómica que postula, a partir de las tensiones agudas que propone.

Cómo cuidar un pato, Sidarte (c)
Cómo cuidar un pato, Sidarte (c)

Como cuidar de un pato

Dramaturgia: Josefina González
Dirección: Javier Riveros
Elenco: José Aguirre, Matteo Citarella, Luis Dubó, Josefina González, María Paz Grandjean, Visnu Ibarra Roa, Camilo Navarro
Escenografía: Alejandro Palacios

Teatro Sidarte
Ernesto Pinto Lagarrigue 131. Fono 2 2777 1036.
Jueves a sábado, 20.00 horas.
Entrada general $ 6.000; estudiantes y tercera edad, $ 4.000; jueves popular $ 3.000.
Hasta el 22 de junio.