Es posible que esta obra esté un escalón debajo de “Morir de amor”, un montaje que en esta misma sala ofreció un espectáculo con recursos efectivos en todos los niveles, incluyendo un punto de vista.

Leopoldo Pulgar Ibarra

Esta vez, el comediante Patricio Pimienta encabeza una propuesta en esa línea de teatro musical que se ha estado desarrollando con entusiasmo en nuestro país.

Con una participación sorpresiva: el cantante José Alfredo Fuentes se interpreta a sí mismo en un rol importante de la historia, escrita por los españoles Javier Ambrossi y Javier Calvo,

Dos adolescentes de 17 años de edad (interpretadas por Geraldine Neary y Francisca Walker) han sido castigadas con reclusión nocturna por abandonar una noche y sin permiso el campamento de verano.

Las vigilan un par de monjas de carácter y personalidad contrapuestas: la más joven (Susana Hidalgo), permisiva y con dudas vocacionales, apenas oculta que disfruta con la música y el baile.

En cambio, la mayor (Amaya Forch) ejerce una férrea disciplina e intenta que las niñas canalicen sus impulsos juveniles interpretando canciones religiosas.

Fuentes representa una aparición mística que provoca inseguridad en una de las niñas, una especie de dios que baja del cielo y se conecta sólo con ella, cuya apariencia remite al galán y que pone en el aire canciones clásicas de Whitney Houston.

La obra producida por The Cow Company llega a Chile, luego de su estreno en 2013 y cinco exitosas temporadas en Madrid y en otras ciudades de España y México.

Referencias chilenas

La fe, la manera de descubrir y aceptar la orientación sexual deambulan por esta historia, pero una mayor reflexión sobre estos temas no parece ser el objetivo de este montaje.

Postula valores más o menos conocidos: un cierto rechazo a la disciplina formal excesiva y a la ritualidad sin trasfondo, además de proyectar que en la adolescencia hay episodios confusos y contradictorios.

Y aunque hay humor y sorprenden las referencias a situaciones chilenas, predominan la simplicidad de los personajes y lo predecible.

Con el correr de las funciones ya no hay saturación sonora y la banda musical en vivo ayuda a crear las condiciones adecuadas para que las voces de calidad del elenco lleguen al público sin contratiempos.

Se puede afirmar que José Alfredo Fuentes se desenvuelve de acuerdo a su perfil y experiencia de cantante de larga trayectoria.

Y que es muy bien recibido por el público de su generación en una obra que alude a la cada vez más conflictiva relación entre jóvenes y autoridades.

Esta experiencia escénica es otra muestra del positivo proceso de instalación del teatro musical en nuestro país, con al menos media docena de producciones.

También evidencia que cantar y actuar al mismo tiempo todavía es un desafío para los artistas chilenos que incursionan con fuerza y decisión en este difícil y complejo género.

La llamada
Hasta 21 de octubre
Jueves a sábado, 20.30 horas; domingo 19.30 horas.
Entradas de $ 10.000 a $ 18.000.
Teatro Nescafé de las Artes
Manuel Montt 032, Providencia.