Cuando se habla de Bambi, la gente no suele recordar las canciones, la animación o el color de los dibujos animados, sino que sus mentes se van rápidamente a la escena de la muerte de la madre del cervatillo. Y es que esa imagen no sólo marcó la película, sino que en muchos casos fue el primer acercamiento de los niños a la muerte.
La cinta fue estrenada por Disney en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, y no logró convertirse en un éxito. De hecho, los críticos de la época resaltaban el carácter crudo y duro de la narración, completamente alejado de los cuentos de hadas que había mostrado la productora hasta ese minuto.
El impacto de la cinta en la vida de sus pequeños espectadores fue analizada en 2014 por un grupo de investigadores de la University College de Londres y la Universidad de Ottawa, quienes señalaron que tanto Bambi como otras cintas animadas, estaban tan llenas de “muerte y destrucción”, que pueden ser perfectamente comparadas con películas populares para adultos.
“En vez de ser alternativas inocuas y más suaves a las típicas películas de terror o drama, las películas de dibujos animados para niños son, de hecho, focos de asesinato y caos”, explicó Ian Colman, uno de los encargados del estudio al diario inglés, Independent.
Según los investigadores, las muertes en pantalla -y especialmente de la forma violenta en la que se producen-“pueden ser particularmente traumáticos para los niños pequeños y el impacto puede ser intenso y de larga duración”.
Además de Bambi, donde su madre fallece de un disparo y el ciervatillo queda solo en el bosque, los profesionales también mencionaron otros filmes como Buscando a Nemo, donde la mamá del pez fallece al inicio de la cinta; Tarzán donde los padres son comidos por un leopardo; y Frozen, donde los progenitores de Anna y Elsa pierden la vida en un accidente en barco.
Para poder llegar al resultado, los encargados del estudio analizaron las 45 películas infantiles con mayor taquilla entre 1937 y 2013. En ellas se midió el tiempo que tomaba que los personajes principales muriesen dentro de la historia, siendo comparado con el contenido violento de dos taquilleras cintas para adultos lanzadas en el mismo año.
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El resultado fue claro, dos de cada tres filmes animados muestra la muerte de un personaje importante, algo que se reduce a la mitad en las cintas para adultos. Además, los padres de éstos tienen cinco veces mayor probabilidades de perder la vida, que en una película no infantil.