10 hábitos previos a ejercitarte que están matando el resultado de tu entrenamiento

David Rodríguez González (CC) Flickr
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Si estás trabajando duro en tu rutina de ejercicios, sin embargo, no ves los resultados que te prometieron. O, si a pesar de notar avances, también sientes molestias de todo tipo y comienzas a asustarte, este artículo puede ser para ti.

¿Sabías que tu entrenamiento puede estar arruinado incluso antes de comenzar a sudar? Lamentablemente esto es posible, pero puedes evitarlo eliminando estos hábitos que hacen tu trabajo físico menos eficiente, agradable y eficaz.

1) Estás tomando un montón de agua antes de ejercitarte

Es un error común. Sabes que es necesario mantener la hidratación e incluso te viven repitiendo que para adelgazar debes tomar mucha agua. Pero debes entender que eso no significa beber un litro o más antes de comenzar a entrenar. El agua se deposita aunque sea momentáneamente en tu estómago y puede ser la causante de calambres y náuseas, asegura Amanda Foti, dietista registrada de Selvera, una empresa de asesoramiento nutricional con sede en la ciudad de Nueva York.

“Beba unos sorbos antes de su entrenamiento, sobre todo si es a primera hora de la mañana, y lleve una botella de agua al gimnasio para beber mientras suda. Eso sí, no la fuerce hacia abajo”, señaló la experta a la revista norteamericana Cosmopolitan.

2) Estás ejercitándote con el estómago vacío

Tu auto no funciona con el estanque vació ni tu celular sin batería. Tú también necesitas energía, tu cuerpo convierte el alimento en combustible que tus músculos almacenan y liberan.

Come una pequeña merienda, como un yogur bajo en grasa, una barra de granola baja en fibra, una tostada de pan integral con mantequilla o un puñado de mezcla de frutos secos. Hazlo unos 20 a 30 minutos antes de un entrenamiento para ayudar a quemar y utilizar ese combustible de manera eficiente. Si entrenarás muy temprano en la mañana, el desayuno debe sentirse como un bocadillo de medianoche. Ir a lo mínimo: una pieza de fruta, por ejemplo.

3) Por el contrario, antes de ejercitarte estás comiendo como si fuera Año Nuevo

Quizás ya sabías que es malo entrenar con el estómago vacío, por ello comenzaste a alimentarte antes, pero exageraste. Dijiste “debo cargar combustible”, pero olvidaste que la digestión por sí sola ya es un gran trabajo para tu cuerpo. De hecho, si el proceso digestivo es pesado, te resta energías para otras funciones, como cargar pesas. Ni hablar de los abdominales.

“Si vas a trabajar de noche, hazlo después de un bocado, pero nunca después de la cena”, advierte Foti.

4) Estás durmiendo poco con tal de ir mucho al gimnasio

Mientras tú escatimas en horas de sueño para entrenar, tu cuerpo está haciendo un esfuerzo exagerado para poder estar alerta y mantener lo mejor posible el funcionamiento de tu sistema nervioso. Así lo señaló Gary Kelvin, entrenador certificado y propietario del Gimnasio Body Space en Nueva York.

La falta de sueño va a elevar tu ritmo cardíaco y te cansará incluso antes de que te exijas en tus rutinas. Del mismo modo se verá afectado tu equilibrio, lo cual puede ser particularmente peligroso si estás trabajando con peso. También se ven reducidas tus capacidades de concentración y de quemar calorías de manera eficiente.

BEST WESTERN PLUS (CC) Flickr

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5) Cuidado con el café previo a tus ejercicios

Si estás habituado a beber café, una taza no te hará mal, incluso puede ayudarte a estar hidratado y con buena energía. Sin embargo, según señala Amanda Foti, un exceso de cafeína o su consumo repentino en quien no está acostumbrado, puede llevar a desórdenes digestivos muy molestos, además de los impulsos repentinos de ir al baño en medio de tu entrenamiento.

6) Ojo con los alimentos ricos en fibra antes de entrenar

Sí, los alimentos ricos en fibra son buenos para tu dieta, pero debes tener en cuenta que se digieren muy lentamente. Por ello, si comes un tazón o un bol de cereal alto en fibra antes de entrenar no estás dándole a tu cuerpo el combustible del que hemos estado hablando, ya que tu organismo no alcanza a procesarlo como tal.

Además, según señala Foti, si no estás acostumbrado a este tipo de alimentos tu estómago puede responder con hinchazón y gas que harán muy incómodo tu desempeño. Por eso, la experta recomienda comer fibra 2 o 3 horas antes.

7) Comienzas a entrenar sin un objetivo en mente

No sólo prepararte para la Maratón de Santiago o el Ironman de Pucón constituyen un objetivo de entrenamiento, este puede ser mucho más simple y cercano. Se trata de darle un propósito y dirección a cada una de tus rutinas.

Gary Kelvin asegura que el querer adelgazar ya constituye una meta, o el querer, por ejemplo, trabajar los glúteos y la espalda. Se trata de buscar movimientos eficientes para el grupo muscular o la intención fijada con anticipación.

8) Atento con ese batido de proteína de camino al gimnasio

Suena maravilloso, lo has visto en la tele, las figuras más trabajadas parecieran tener siempre uno en la mano cuando realizan sus ejercicios, pero cuidado. Llenarse de proteínas justo antes de entrenar produce un problema similar al mencionado con la fibra, pues su digestión también quita mucho tiempo y energía. Foti lo ejemplifica señalando “que son el combustible menos preferido por nuestro cuerpo”.

Para mejores resultados debes asegurarte de que la energía que adquieras justo antes de entrenar provenga de carbohidratos. Esa barra de proteínas guárdala para cuando termines, en aquel momento tu cuerpo la agradecerá pues le vienen muy bien para recuperarse.

9) Entrenas después del happy hour

Vamos, este consejo es de sentido común. Si estás bebiendo con tus amigos, no tiene nada de malo, mejor no pierdas la oportunidad de compartir y resigna un día de entrenamiento. Lo contrario es una idea terrible y tu cuerpo te lo hará notar.

10) Deja de evitar el calentamiento

Quieres pasar de inmediato a la acción. Ya te crees Hulk o Ronda Rousey y piensas que estirar un poco no es digno de ti. Esto no sólo es malo para la eficiencia de tu entrenamiento, sino que la falta de temperatura y de un flujo sanguíneo correcto puede llevarte a lesiones que lamentarás. Lo ideal es que estires y comiences con un leve cardio hasta sentir que aumenta tu temperatura y te acercas al sudor.

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Si estás trabajando duro en tu rutina de ejercicios, sin embargo, no ves los resultados que te prometieron. O, si a pesar de notar avances, también sientes molestias de todo tipo y comienzas a asustarte, este artículo puede ser para ti.

¿Sabías que tu entrenamiento puede estar arruinado incluso antes de comenzar a sudar? Lamentablemente esto es posible, pero puedes evitarlo eliminando estos hábitos que hacen tu trabajo físico menos eficiente, agradable y eficaz.

1) Estás tomando un montón de agua antes de ejercitarte

Es un error común. Sabes que es necesario mantener la hidratación e incluso te viven repitiendo que para adelgazar debes tomar mucha agua. Pero debes entender que eso no significa beber un litro o más antes de comenzar a entrenar. El agua se deposita aunque sea momentáneamente en tu estómago y puede ser la causante de calambres y náuseas, asegura Amanda Foti, dietista registrada de Selvera, una empresa de asesoramiento nutricional con sede en la ciudad de Nueva York.

“Beba unos sorbos antes de su entrenamiento, sobre todo si es a primera hora de la mañana, y lleve una botella de agua al gimnasio para beber mientras suda. Eso sí, no la fuerce hacia abajo”, señaló la experta a la revista norteamericana Cosmopolitan.

2) Estás ejercitándote con el estómago vacío

Tu auto no funciona con el estanque vació ni tu celular sin batería. Tú también necesitas energía, tu cuerpo convierte el alimento en combustible que tus músculos almacenan y liberan.

Come una pequeña merienda, como un yogur bajo en grasa, una barra de granola baja en fibra, una tostada de pan integral con mantequilla o un puñado de mezcla de frutos secos. Hazlo unos 20 a 30 minutos antes de un entrenamiento para ayudar a quemar y utilizar ese combustible de manera eficiente. Si entrenarás muy temprano en la mañana, el desayuno debe sentirse como un bocadillo de medianoche. Ir a lo mínimo: una pieza de fruta, por ejemplo.

3) Por el contrario, antes de ejercitarte estás comiendo como si fuera Año Nuevo

Quizás ya sabías que es malo entrenar con el estómago vacío, por ello comenzaste a alimentarte antes, pero exageraste. Dijiste “debo cargar combustible”, pero olvidaste que la digestión por sí sola ya es un gran trabajo para tu cuerpo. De hecho, si el proceso digestivo es pesado, te resta energías para otras funciones, como cargar pesas. Ni hablar de los abdominales.

“Si vas a trabajar de noche, hazlo después de un bocado, pero nunca después de la cena”, advierte Foti.

4) Estás durmiendo poco con tal de ir mucho al gimnasio

Mientras tú escatimas en horas de sueño para entrenar, tu cuerpo está haciendo un esfuerzo exagerado para poder estar alerta y mantener lo mejor posible el funcionamiento de tu sistema nervioso. Así lo señaló Gary Kelvin, entrenador certificado y propietario del Gimnasio Body Space en Nueva York.

La falta de sueño va a elevar tu ritmo cardíaco y te cansará incluso antes de que te exijas en tus rutinas. Del mismo modo se verá afectado tu equilibrio, lo cual puede ser particularmente peligroso si estás trabajando con peso. También se ven reducidas tus capacidades de concentración y de quemar calorías de manera eficiente.

BEST WESTERN PLUS (CC) Flickr

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5) Cuidado con el café previo a tus ejercicios

Si estás habituado a beber café, una taza no te hará mal, incluso puede ayudarte a estar hidratado y con buena energía. Sin embargo, según señala Amanda Foti, un exceso de cafeína o su consumo repentino en quien no está acostumbrado, puede llevar a desórdenes digestivos muy molestos, además de los impulsos repentinos de ir al baño en medio de tu entrenamiento.

6) Ojo con los alimentos ricos en fibra antes de entrenar

Sí, los alimentos ricos en fibra son buenos para tu dieta, pero debes tener en cuenta que se digieren muy lentamente. Por ello, si comes un tazón o un bol de cereal alto en fibra antes de entrenar no estás dándole a tu cuerpo el combustible del que hemos estado hablando, ya que tu organismo no alcanza a procesarlo como tal.

Además, según señala Foti, si no estás acostumbrado a este tipo de alimentos tu estómago puede responder con hinchazón y gas que harán muy incómodo tu desempeño. Por eso, la experta recomienda comer fibra 2 o 3 horas antes.

7) Comienzas a entrenar sin un objetivo en mente

No sólo prepararte para la Maratón de Santiago o el Ironman de Pucón constituyen un objetivo de entrenamiento, este puede ser mucho más simple y cercano. Se trata de darle un propósito y dirección a cada una de tus rutinas.

Gary Kelvin asegura que el querer adelgazar ya constituye una meta, o el querer, por ejemplo, trabajar los glúteos y la espalda. Se trata de buscar movimientos eficientes para el grupo muscular o la intención fijada con anticipación.

8) Atento con ese batido de proteína de camino al gimnasio

Suena maravilloso, lo has visto en la tele, las figuras más trabajadas parecieran tener siempre uno en la mano cuando realizan sus ejercicios, pero cuidado. Llenarse de proteínas justo antes de entrenar produce un problema similar al mencionado con la fibra, pues su digestión también quita mucho tiempo y energía. Foti lo ejemplifica señalando “que son el combustible menos preferido por nuestro cuerpo”.

Para mejores resultados debes asegurarte de que la energía que adquieras justo antes de entrenar provenga de carbohidratos. Esa barra de proteínas guárdala para cuando termines, en aquel momento tu cuerpo la agradecerá pues le vienen muy bien para recuperarse.

9) Entrenas después del happy hour

Vamos, este consejo es de sentido común. Si estás bebiendo con tus amigos, no tiene nada de malo, mejor no pierdas la oportunidad de compartir y resigna un día de entrenamiento. Lo contrario es una idea terrible y tu cuerpo te lo hará notar.

10) Deja de evitar el calentamiento

Quieres pasar de inmediato a la acción. Ya te crees Hulk o Ronda Rousey y piensas que estirar un poco no es digno de ti. Esto no sólo es malo para la eficiencia de tu entrenamiento, sino que la falta de temperatura y de un flujo sanguíneo correcto puede llevarte a lesiones que lamentarás. Lo ideal es que estires y comiences con un leve cardio hasta sentir que aumenta tu temperatura y te acercas al sudor.