Conmovido se vio un comerciante argentino luego de enterarse que tres pre adolescentes habían robado su juguetería. En vez de dejar a los menores en manos de policiales, decidió retirar los cargos y encargarse por sí mismo.

“Los niños que me robaron sólo buscaban su infancia” contó Francisco Gallo, dueño de la tienda de juguetes, al diario La Capital de Argentina. Es por lo anterior que el vendedor le pidió a los jóvenes que le trajeran sus calificaciones escolares todos los meses, en vez de enviarlos a un centro de menores.

En la juguetería ubicada en Neuquén en la Patagonia, las dos niñas de quince años y el niño, de tan sólo 11, los menores fueron atrapados por la policía, quienes después informaron a Francisco sobre el ilícito. Pese a que el hombre no quería presentar cargos, los uniformados le obligaron a testificar en la comisaría. Luego, Gallo hizo todo lo posible para que la investigación cesará ahí mismo.

Ese mismo día, una de las niñas, que fue madre a los doce años, le pidió perdón al dueño de la juguetería, ofreciéndose a reparar los daños. Francisco la abrazó y le regaló el msimo muñeco que la joven había intentado sustraer en la madrugada.

“Lo que me llevó a reaccionar así”, contó Francisco, “fue lo vulnerable que estaban esos chicos contra un patrullero una madrugada fría de otoño en Neuquén”.

Luego que la niña abandonara el lugar, Francisco Gallo llamó al fiscal de Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil de la zona, Germán Martín. El hombre asistió a la tienda quedando sorprendido cuando el juguetero le pidió que le llevara una Hello Kitty gigante a la otra niña y un peluche del Hombre Araña al menor.

“Llegué, la mamá salió y me atendió muy bien. Al niño de 11 le pude dar personalmente un Hombre Araña gigante. Más tarde, Francisco me escribió y me comentó que la otra chica, quien había recibido el regalo, también fue a agradecerle y a disculparse. No lo podía creer”, contó el fiscal.