Un giro en el misterioso caso del fallecido fiscal Alberto Nisman, que acusó a Irán de un atentado antisemita y a la presidenta Cristina Kirchner de encubrirlo, se produjo este martes al ser hallado ADN de otra persona en el apartamento de Buenos Aires donde murió.

“El perfil genético distinto al de Nisman se ignora aún a quién corresponde”, dijo la jueza Fabiana Palmaghini, según informó el Centro de Información Judicial (CIJ) del Poder Judicial.

Nisman tenía 51 años cuando apareció muerto en circunstancias todavía no esclarecidas el 18 de enero pasado en el baño de su apartamento en el lujoso sector de Puerto Madero con un disparo en la cabeza y una pistola calibre 22 en la mano derecha, arma que le había pedido a un colaborador suyo, Diego Lagomarsino.

Cuatro días antes, el fiscal había acusado a la presidenta de encubrir a exgobernantes iraníes, entre ellos al expresidente Ali Rafsanjani, de organizar el ataque explosivo de 1994 con 85 muertos y 300 heridos en el edificio de la mutual judía AMIA.

El ADN podría pertenecer a alguien desconocido aún en la causa, a un policía, a funcionario judicial, a la madre que encontró a su hijo muerto, a Lagomarsino, que lo visitó la víspera para llevarle el arma, o incluso a algún custodio.

La jueza Palmaghini dispuso “la obtención de muestra de perfil genético y su posterior cotejo”.

Un colaborador en la mira

La fiscal Viviana Fein ha indicado desde el principio de la investigación que el caso pudo ser un homicidio, un suicidio o un suicidio inducido.

Lagomarsino, despedido el lunes por la fiscalía que consideró “no trabajó” como debía a las órdenes de Nisman, es el único imputado hasta ahora en la investigación por el delito de prestar un arma a quien no tenía permiso de usarla.

La muestra de ADN fue tomada de una taza de café, que pudo haber usado Lagomarsino cuando llevó el arma a la casa de Nisman, por lo cual el colaborador podría ser citado para el cotejo del perfil genético, dijo el portal Infojus, del ministerio de Justicia.

El Gobierno sostiene que Lagomarsino es un agente de Antonio ‘Jaime’ Stiuso, poderoso exjefe de los servicios de inteligencia destituido en diciembre tras revistar 42 años entre los espías y ser estrecho ayudante de Nisman.

El enigmático y temido Stiuso debe declarar ante la fiscal pero aún no se halló un sitio seguro donde hacerlo, según fuentes judiciales.

La oposición afirma que Nisman es una víctima del gobierno y Kirchner dice que es un complot para desacreditarla, mientras que un 70% de argentinos cree que jamás será esclarecido el caso.

Un grupo de fiscales convocó para el próximo miércoles 18, a un mes del deceso, a una marcha de silencio a la que sumaron los principales candidatos presidenciales de la oposición de derecha y socialdemócrata.

Las elecciones nacionales se celebran en octubre próximo y Kirchner no puede constitucionalmente volver a ser candidata tras ser reelegida en 2011.

La ‘pista siria’: desestimada

Nisman tuvo en 2005 el apoyo del entonces presidente, Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido en 2010, para acusar a los iraníes de estar implicados en el atentado en Buenos Aires.

La decisión implicó desconocer la llamada “pista siria”, que respaldó en los años 90 la entonces senadora Cristina Kirchner por considerar que el expresidente Carlos Menem (1989-99), había sufrido con la bomba una represalia de sus antiguos financistas de Damasco que se habrían sentido traicionados.

Menem, descendiente de sirios, fue el único gobernante latinoamericano en enviar dos buques con tropas a la guerra del Golfo en 1991, cuando el país fue aliado extra OTAN de Estados Unidos.

En 2013, la presidenta acordó con Irán llevar a los acusados al banquillo, pero Nisman y dirigentes de la colectividad judeo-argentina se opusieron al afirmar que Teherán no es confiable.

Estados Unidos también planteó sus dudas de que pudiera prosperar un intento de los magistrados argentinos de indagar a los iraníes.