Las oraciones, las lágrimas y los solemnes homenajes ante las fosas comunes marcaron este viernes en Asia las ceremonias conmemorativas del décimo aniversario del tsunami, que dejó 220.000 muertos o desaparecidos y afectó a 14 países del océano Índico.
El 26 de diciembre de 2004, un sismo de magnitud 9,3 -el más importante del planeta desde 1960- sacudió las costas de la isla indonesia de Sumatra, provocando devastadoras olas en el litoral de países asiáticos, como Sri Lanka o Tailandia, y hasta en África.
Entre las víctimas se encontraban miles de turistas extranjeros, que aprovechaban en su mayoría las fiestas de final de año para pasar las vacaciones en paradisíacas playas de la región. La mayoría de ellos pereció en las costas del sur de Tailandia: 5.300 víctimas en total en este país, de los cuales la mitad eran extranjeros.
Para este décimo aniversario, muchos de ellos han regresado a los lugares de la catástrofe, en especial a Khao Lak, donde al caer la noche se congregaron centenares de hombres, mujeres y niños.
Cerca de un barco de la policía, lanzado por la ola dos kilómetros tierra adentro, y que hoy sirve de monumento conmemorativo de la tragedia, centenares de sobrevivientes y familiares de las víctimas portaban velas blancas. Bajo una tenue lluvia, observaron un minuto de silencio, antes de que el sonido de una trompeta marcara el final de la ceremonia.
Entre los sobrevivientes presentes, Katia Paulo, una suiza de 45 años, recuerda con emoción el fatídico día: “le daba la espalda al océano. Mi novio me llamó y lo único que recuerdo es la expresión de su rostro. Comprendí que había que huir, pero la ola me atrapó” relata. Nunca volvió a ver a su compañero, cuyo cuerpo fue hallado un mes más tarde.
“El agua me aspiró varias veces, y pensé que había llegado el final” recuerda, y explica que pidió ayuda a gente que estaba cerca, antes de darse cuenta de que se trataba de cadáveres. “Luego, conseguí agarrarme a una rama de árbol”.
COMO EN UNA LAVADORA
Para los supervivientes, dos cosas quedarán grabadas para siempre: el ruido – un terrible rugido -y luego la sensación de quedar aspirado en una inmensa lavadora.
Steve McQueenis, policía británico recuerda su estupor cuando al fin pudo emerger. “Lo único que podía ver era agua. Era como si nos hubieran abandonado en medio de un océano agitado. Lo extraño era que, media hora antes, este lugar era absolutamente perfecto, un paraíso”.
No muy lejos de allí, Somjai Somboon, de 40 años, dijo a la AFP que ella intentaba todavía sobreponerse a la pérdida de sus dos hijos, que las gigantescas olas del tsunami le arrebataron de su casa en Tailandia.
“Pienso en ellos todos los días”, añadió con lágrimas en los ojos.
A miles de kilómetros de ahí, habían debutado más temprano los homenajes en Indonesia, el país más afectado por el drama con 170.000 muertos.
En Banda Aceh, la localidad más cercana al epicentro del sismo, las ceremonias comenzaron con el canto del himno nacional de Indonesia por un coro de hombres y mujeres en un parque de 20 hectáreas.
“Miles de cadáveres yacen en esta tierra” afirmó el vicepresidente indonesio Yusuf Kalla, ante un multitud de miles de personas, muchas de ellas en lágrimas.
La catástrofe provocó al principio “conmoción, sufrimiento, miedo, confusión”, prosiguió. Pero luego “nos recuperamos y recibimos ayuda de forma extraordinaria, desde Indonesia y desde todas partes, y nuestro espíritu revivió” afirmó, aludiendo a la enorme solidaridad mundial que generó la tragedia
En efecto, pocos meses después del tsunami se habían colectado en todo el mundo 13.500 millones de dólares, de los que 7.000 millones fueron destinados a reconstruir 140.000 viviendas devastadas en Aceh, así como miles de kilómetros de carreteras, y nuevas escuelas y hospitales.
En Sri Lanka, país que perdió a 31.000 ciudadanos, se celebró una ceremonia en el lugar donde las olas gigantes se llevaron por delante a un tren, matando a su vez a 1.000 pasajeros, a unos 90 kms al sur de Colombo.
CEREMONIAS EN EUROPA
También están previstas ceremonias en Europa. Suecia, el país fuera de Asia más afectado por la catástrofe, recordaba este viernes el tsunami –un “traumatismo” para Suecia, según el jefe de gobierno Stefan Lofven– y rendir homenaje a sus 543 víctimas mortales en un ceremonia solemne.
Desde la catástrofe, un sistema de alerta de tsunamis se puso en marcha en 2011, mientras que otros países invirtieron mucho en preparar a la población ante eventuales catástrofes.
Pero los expertos alertan de un relajamiento de la vigilancia de las poblaciones vulnerables a las catástrofes naturales, a pesar de la puesta en marcha de estos sistemas de alerta.