La FIFA, que celebrará su comité ejecutivo este jueves y viernes en Zúrich, ve como la polémica por la concesión del Mundial 2022 a Qatar resurge a menos de doce semanas de Brasil 2014, otra cita ya de por sí estresante para la Federación Internacional.

La FIFA vive una contrarreloj con el mundial brasileño por ver si se acaban a tiempo los últimos estadios. De los 12 previstos, hay aún tres que no se han acabado (Sao Paulo, Cuiaba y Curitiba) y el de Porto Alegre ha sido inaugurado, pero quedan infraestructuras por finalizar.

La cuestión de Qatar y las condiciones laborales de los inmigrantes trabajan en las obras mundialistas ya ocupaban buena parte del orden del día del comité ejecutivo de la FIFA, pero ahora se ha unido otro escándalo.

El Daily Telegraph volvió a lanzar el martes sospechas de que el rico emirato compró la organización del Mundial.

El diario británico informó que Jack Wagner, ex vicepresidente de la FIFA en el momento de la elección de Qatar (2010), así como miembros de su familia habrían recibido presuntamente alrededor de 1,43 millones de euros de una empresa del citado país propiedad de Mohamed Bin Hammam, ex dirigente del fútbol qatarí.

No es la primera vez que ambos dirigentes están acusados de corrupción. De hecho, Bin Hammam, que optó a la presidencia de la FIFA en 2010, fue expulsado de por vida del mundo del fútbol por haber tratado de comprar los votos de los pequeños países caribeños.

Jack Warner, el trinitense que dirigía la Concacaf, prefirió dimitir del cargo en junio de 2011 cuando comenzaron las acusaciones de que fue él la persona que facilitó los sobornos.

Otros miembros del comité ejecutivo de aquella época también se han visto salpicados por la corrupción. Dos semanas antes del voto de diciembre de 2010 para elegir los anfitriones de los Mundiales de 2018 (que fue para Rusia) y 2022, otros dos miembros, un nigeriano y un tahitiano, fueron suspendidos por la FIFA tras haber sido cazados por la prensa inglesa tratando de vender sus votos.

Si esta noticia aparece ahora es porque, aparentemente, el FBI, la policía federal estadounidense, investiga de cerca movimientos de fondos de estos personajes que habrían utilizado un banco neoyorquino.

La FIFA, que de momento guarda silencio, decidió otorgar al mismo tiempo los Mundiales de 2018 y 2022 por interés comercial, pero su propio comité de ética ha investigado las circunstancias que rodearon a este doble voto y se espera las conclusiones para los próximos meses.

El ex fiscal de Nueva York Michael Garcia está al frente de este comité de ética, formado por el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, que prometió reformas en la institución tras los escándalos por corrupción en los que se vio envuelta la Federación en los últimos años.

Por este mismo objetivo de mayor transparencia, la FIFA ha cambiado las reglas para la elección de los próximos anfitriones de la cita planetaria. A partir de ahora, los países organizadores los elegirán todas las federaciones reunidas en un congreso, mientras que el comité ejecutivo sólo podrá seleccionar a los finalistas.