El Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño pidió este jueves a la Iglesia Católica que actúe con mayor resolución contra los abusos sexuales a menores de edad, un enorme escándalo sobre el que el papa Francisco expresó su “vergüenza”.

Los representantes del Vaticano se enfrentaron durante la mañana a las preguntas de los expertos de este comité, cuyas conclusiones se publicarán el 5 de febrero.

Paralelamente, el papa Franciso declaraba que estos escándalos de pederastia son “la vergüenza de la Iglesia”. “¿Nos avergonzamos? Tantos escándalos que yo no quiero mencionar singularmente, pero que todos sabemos cuáles…”, exclamó el papa argentino durante la homilía de la mañana en la residencia Santa Marta, haciendo alusión a los casos de pedofilia, pero también de corrupción, perpetrados por miembros del clero católico de todo el mundo.

“El ejemplo que la Santa Sede debe dar al mundo debe sentar precedente. Tiene que marcar un nuevo enfoque”, dijo Sara Oviedo, integrante del equipo investigador de este comité de Naciones Unidas.

La investigadora hizo sus comentarios en una audiencia en la que por primera vez una delegación del Vaticano dio explicaciones a los expertos del Comité sobre los Derechos del Niño acerca de los abusos cometidos contra menores por religiosos católicos.

Oviedo denunció que en la gestión de los escándalos de pedofilia por parte de la Iglesia “se ha dado preferencia a los intereses del clero”.

“La Santa Sede no ha establecido ningún mecanismo para investigar a los acusados de perpetrar abusos sexuales, ni tampoco para procesarlos”, añadió.

También criticó las medidas tomadas por el Vaticano con los autores de abusos. Según ella, “los castigos impartidos nunca parecen reflejar la gravedad” de los hechos.

La ONU pidió también a la delegación vaticana más información sobre los miembros y los objetivos de la comisión creada por la Santa Sede el pasado diciembre para la protección de los menores.

“La actuación del Vaticano ante la ONU no es una sorpresa”, consideró por su parte Pam Spees, miembro del Centro por los Derechos Constitucionales, una organización estadounidense que defiende los derechos de las víctimas frente a la Iglesia.