Mariela Castro, hija del presidente Raúl Castro y abanderada de la lucha contra la discriminación sexual, defendió la legalización de las uniones homosexuales en Cuba, en entrevista con la AFP.
“La gran mayoría de las personas gay y lesbianas lo que plantean es que les interesa que se legalicen las uniones consensuales para tener los derechos patrimoniales que es lo que realmente les afecta, porque en Cuba la mayoría de las personas heterosexuales tampoco se casan. No es una prioridad”, indicó Castro, directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
“No obstante yo aspiro que en el momento que esto se discuta en la asamblea nacional podamos brindarle las mismas opciones que tenemos las parejas heterosexuales también a las parejas homosexuales”, señaló.
Castro participó esta semana en Montevideo de la primera reunión de la Conferencia Regional sobre Población y Desarrollo de América Latina, ocasión en la que fue declarada Visitante Ilustre de la capital uruguaya.
La sexóloga destacó los avances en su país en materia de derechos para homosexuales y transgénero, especialmente luego que en 2012 el Partido Comunista de Cuba por primera vez estableciera como objetivo de sus políticas la lucha contra toda forma de discriminación, incluyendo la orientación sexual y la identidad de género.
“Donde más identificamos la vulnerabilidad de estos derechos es en el ámbito de las familias y en el ámbito laboral”, explicó, aunque sostuvo que en el ámbito laboral es más fácil combatirlo.
El servicio militar y los homosexuales
Castro calificó de “mentira” que hayan existido campos de trabajo para homosexuales en la década de 1960. Explicó que los homosexuales y transgénero también debían realizar el servicio militar obligatorio.
“Como era un momento complejo de agresiones permanentes de los Estados Unidos en la década del 60 (…) el servicio militar se aprovechaba para apoyar los procesos, se llamaban unidades militares de apoyo a la producción”, afirmó.
Indicó de todas formas que éstos eran separados cuando realizaban su servicio militar y que allí se reproducían las actitudes homófobas de la sociedad.
“Todos los jóvenes debían cumplir servicio. Y dentro había distintas unidades. Había el pelotón de los homosexuales, el pelotón de los religiosos. Y (…) en algunos casos había jefes de unidades muy homófobos, con actitudes desagradables, y otros no tenían esos problemas y se integraban bien a las unidades militares”.
“Las mismas actitudes homófobas de la sociedad cubana se reproducían en esas unidades militares”, sostuvo.
También negó que en la década del 80 existieran clínicas psiquiátricas en Cuba donde se pretendiera curar la homosexualidad.
“En Cuba nunca funcionaron clínicas en ese sentido”, dijo.
“La asociación americana de psiquiatría había establecido que la homosexualidad era una patología y establecía criterios terapéuticos para convertirlos en heterosexuales y esto se globalizó como pensamiento científico dominante. Fue la misma sociedad sudamericana de psiquiatría la que despatologizó la homosexualidad y en 1990 lo hizo la Organización Mundial de la Salud”, sostuvo.
En Cuba “había psiquiatras que asumían esos criterios profesionales pero había muchos otros que no lo hacían”.
“Y (fue) una de las cosas que más fuertemente combatió la federación de mujeres cubanas, mi mamá personalmente estaba en contra de esas terapias. Pero no era una cosa tan generalizada”, sostuvo en referencia a Vilma Espín, la fallecida esposa de Raúl Castro, que fue una de las dirigentes de la lucha contra el dictador Fulgencio Batista.
En Cuba hay menos racismo del que se ha denunciado
En los últimos años, disidentes cubanos -acusados por La Habana de ser “mercenarios” de Estados Unidos- han denunciado que persiste el racismo en la isla, alegando que la presencia de negros en la cúpula dirigente es minoritaria y meramente simbólica, pues carecen de poder real.
“Eso es una gran mentira, en Cuba no existe tanto racismo como el que están tratando de decir”, aseguró Castro. “Porque la misma revolución instituyó con mucha fuerza incluso desde el sistema educacional los valores en contra del racismo”.
Según Castro, “en Cuba es muy difícil que las personas expresen actitudes racistas porque no son bien vistos” y es además algo ilegal. Pero admitió que sigue habiendo actitudes racistas en la sociedad.
Cuba “hace algunos años tomó conciencia de que todavía había que seguir trabajando para desarticular el imaginario racista, que todavía quedaba sutil en algunas expresiones pero no en actos concretos, porque serían ilegales”, explicó. “Entonces se está trabajando desde el punto de vista educativo y en toda la sociedad”.
“Pienso que todos los prejuicios que fueron creados para justificar las relaciones de dominación del sistema colonial están presentes” todavía en la región, sostuvo Castro. “El racismo viene de todo ese proceso, la xenofobia, la misoginia, las relaciones de clase muy dispares”.