Investigadores estadounidenses anunciaron el lunes el descubrimiento de bacterias que viven en un lago salado en la Antártida sin luz ni oxígeno, un ambiente extremo que podría existir en otras partes de nuestro sistema solar donde tal forma de vida sería posible.
Este lago, llamado Vida, tiene concentraciones muy elevadas de amoníaco, nitrógeno, hidrógeno, azufre, nitrato y óxido nitroso. Los microorganismos descubiertos allí viven bajo 20 metros de hielo, en una agua cuya tasa de salinidad sobrepasa el 20% y la temperatura es de menos 13 grados centígrados.
“El descubrimiento de este ecosistema nos da pistas no sólo sobre otros ambientes gélidos y aislados de la Tierra, sino también potencialmente sobre un modelo de vida en otros planetas cubiertos de hielo que pueden albergar depósitos de sal y océanos, por ejemplo ‘Europa’, una luna de Júpiter”, dijo Nathaniel Ostrom, zoólogo de la Univerisdad de Michigan (norte) y coautor de los trabajos publicados en los Anales de la Academia Estadounidense de Ciencias (Pnas), fechados del 26 al 30 de noviembre.
Las altas concentraciones de hidrógeno y óxido de nitrógeno en forma de gas probablemente proporcionan la fuente de energía química para la existencia de este ecosistema microbiótico aislado, supusieron los científicos. Estos gases se conforman a partir de las reacciones químicas del agua muy salada con las rocas circundantes ricas en hierro.
“No conocíamos hasta ahora casi nada de estos procesos geoquímicos y de la vida microbiana en estos ambientes helados, especialmente en temperaturas bajo cero”, dijo Alison Murray, del Instituo de Investigación del Desierto de la Universidad de Nevada (oeste), coautora del estudio.
A pesar de las temperaturas bajas, la ausencia de luz y la fuerte salinidad, este ambiente alberga una fauna abundante de bacterias diversas que son capaces de sobrevivir sin la energía solar.
Estudios previos en el lago Vida, situado en los Valles Secos de McMurdo en la Antártida, demuestran que estos ecosistemas bacterianos han estado aislados de toda influencia externa durante casi 3.000 años.
Por el contrario, otros ecosistemas extremos existen sin luz cerca de las fuentes hidrotermales calientes en el fondo de los océanos.