Los incidentes ocurridos en uno de los partidos que decidían el domingo el campeón de la liga francesa, el Auxerre-Montpellier, podrían comportar duras sanciones para el equipo local, descendido ya a la segunda división del fútbol francés.

Las imágenes de la noche en el estadio Abbé-Deschamps fueron caóticas: lanzamiento de objetos de todo tipo, rollos de papel higiénico, pelotas de tenis, tomates, petardos, bengalas, evacuación de la zona baja de la tribuna. Todo ello en presencia del nuevo ministro del Interior francés, Manuel Valls.

Como consecuencia de ello, el partido tuvo que interrumpirse en diversas ocasiones (con 1-1 en el marcador) y el encuentro se reanudó con 40 minutos de retraso, sobre las 23H07 (21H07 GMT) cuando el resto de partidos había ya finalizado, entre ellos el del Paris SG, quien tras vencer al Lorient por 2-1, necesitaba una derrota del Montpellier para proclamarse campeón de la liga francesa.

La imagen fue surrealista: los jugadores del PSG se agolparon alrededor de un televisor para seguir el final del partido de su rival en una jornada final del campeonato en la que todos los encuentros comenzaron a la misma hora para evitar, precisamente, que un equipo no disputase un partido conociendo ya el resultado final de sus rivales.

Finalmente el partido pudo acabar y el Montpellier se impuso por 1-2, logrando el título liguero por primera vez en su historia.

El Auxerre, relegado a la segunda división a dos jornadas del final del campeonato, se expone a duras sanciones, sobre todo porque esta misma temporada ya había sido castigado por el comportamiento de sus hinchas.

La prefectura de la región de Yonne (centro) había declarado el partido de “alto riesgo” y se reforzó la presencia policial, por lo que rechazó cualquier responsabilidad de las autoridades en los incidentes.