Actualmente, se entiende muy bien porqué Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña le tienen tanto odio a Wikileaks, pero además odian igualmente a esa magnifica y discreta organización llamada la ‘red Voltaire’, que se dedica al periodismo investigativo y que ha denunciado los peores escándalos de Europa y jamás nunca ha podido ser desmentida.

En ambos sitios se ha entregado a la opinión pública mundial una potente masa noticiosa que nos muestra como lo que ha ocurrido en Siria tiene poquísimo que ver con supuestas ansias de libertad y democracia que reclama Estados Unidos y sus socios de la OTAN.

En realidad, se trata de una basta y despiadada operación estratégica fríamente calculada, basada en falsedades y mentiras, una operación que es una especie de gambito, así como cuando el ajedrecista sacrifica una pieza, a cambio de ganar posición, se trata de sacrificar a miles de sirios y destruir valiosos bienes de aquella nación, a cambio de alcanzar mejor control sobre el oriente medio.

La semana pasada el consejo de seguridad de la ONU alcanzó al fin un acuerdo unánime para resolver la sangrienta crisis de Siria con un acuerdo que contaba con 3 puntos: Reconocer que el presidente sirio es interlocutor legítimo para negociar solución política y pacífica a la crisis; establece el cese de los combates, asesinatos y acciones terroristas; y por último, entrega apoyo absoluto del Consejo de Seguridad al enviado especial de las Naciones Unidas y la Liga Árabe y enfatiza que todas las partes involucradas en la crisis de Siria deberán entregar al enviado especial colaboracion total, sincera y concreta.

Tan claro era el sentido de este acuerdo unánime, que tanto Rusia como China expresaron su alegría y confianza en los resultados de la nueva gestión. Este consenso podía y debía haberse alcanzado hace muchos meses.

Sin embargo, en la forma en que se concretó el acuerdo resultó bastante turbio, siendo un acuerdo unánime sin ninguna objeción de ninguno de los estados miembros. ¿Por qué ese acuerdo no tuvo el carácter de resolución del Consejo de Seguridad? Si el acuerdo tenía la fuerza de resolución, sus términos habrían sido obligatorios con la fuerza de una ley internacional, sin embargo, se optó por la figura de dictamen presidencial que tiene un grado menos en su facultad y no constituye ley.

Pero más aún, el acuerdo fue divido en 2 partes y la exigencia a cooperar sincera y concretamente con el enviado Kofi Annan fue redactado aparte y se le dio un nivel incluso más bajo que el anterior, de hecho fue una declaración oficial de prensa entregada por el Consejo de Seguridad

¿Por qué los 15 miembros del Consejo de Seguridad quisieron disminuir el poder de un acuerdo al cabo de un año de intentos, qué intensiones hay debajo del poncho?

Escucha aquí la crónica producida y dirigida por Ruperto Concha.