Tres internos del penal de Topo Chico en Monterrey, en el norte de México, fueron asesinados la madrugada de este martes apenas dos días después de la masacre de 44 internos y la fuga de 30 más en un penal de la misma zona, informó el gobierno estatal.

Las víctimas, entre ellas una mujer, “habían ingresado apenas el día de ayer (lunes) acusados por secuestro, en este momento se tiene a dos reos detenidos como sospechosos del ataque”, dijo a AFP el vocero estatal de Seguridad, Jorge Domene.

En México muchas de las cárceles son mixtas, aunque tienen patios separados para hombres y mujeres. La mujer, identificada como Vianey Rojas Martínez, de 24 años, se encontraba en el área de enfermería.

Las otras dos víctimas eran Jorge Eduardo González, de 18 años y Alan Josué González, de 24, quienes estaban en una zona conocida como “observatorio”.

Los tres presentaban heridas causadas con objetos punzocortantes que según una fuente de la Agencia Estatal de Investigaciones, les fueron decomisadas a los dos hombres sospechosos del ataque.

La misma fuente indicó que se maneja como móvil una presunta venganza por familiares de personas secuestradas por los ahora fallecidos.

El domingo unos 30 presos que según el gobierno pertenecían al cartel de Los Zetas se fugaron y 44 fueron asesinados en la cárcel de Apodaca, también en la zona metropolitana de Monterrey, hechos por los cuales nueve custodios confesaron su complicidad.

Los reos asesinados pertenecían al cártel del Golfo, dijo el lunes Rodrigo Medina, gobernador de Nuevo León.

Las cárceles del norte de México se han convertido en frecuentes escenario de confrontaciones entre cárteles en el marco de la ola de violencia que deja 50.000 muertos en México desde que hace cinco años el gobierno ordenara una ofensiva militar contra el narcotráfico.

En octubre pasado siete reos murieron y otros 12 resultaron heridos en un enfrentamiento entre grupos rivales en el penal de Cadereyta, también en Nuevo León.