Potito Starace no cambió el discurso con respecto a lo que declaró mientras disputaba el Us Open en Nueva York. Fue tan sincero aquí en Chile durante la conferencia de prensa oficial del equipo italiano como en la sala de prensa del Arthur Ashe Stadium: La llave para abrir (o cerrar) la puerta hacia una victoria del equipo chileno la tiene Fernando González nadie más.

La afirmación de Starace, el número 2 del equipo italiano por ranking, respeta en definitiva lo que se sabe desde hace un tiempo en el ámbito del tenis internacional: La dependencia de Chile de lo que su máxima figura tenística, hoy con muchos problemas, pueda desarrollar ante Italia en el match por la permanencia que se jugará desde el viernes 16 en el court central del Estadio Nacional sobre cemento.

Italia saldrá a ese recinto con el favoritismo que le otorga la actualidad de sus mejores jugadores. Pero además no dará ventajas en otros aspectos como podría ser, por ejemplo, la adaptabilidad a la cancha. Dos semanas completas en Nueva York, jugando en singles y dobles le dieron al conjunto peninsular horas sobre el cemento del Us Open, similar a lo que ya han visto en el Estadio Nacional.

Por allí, no habrá sorpresas… Si es que se esperaba alguna con relación a la calidad de la cancha… Porque a esta altura del profesionalismo y salvo en carpetas bajo techo, colocadas sobre pisos de cemento que casi hacen imposible el juego y favorecen a los servidores, generalmente jugadores del este europeo, la gran mayoría de los y las tenistas se manejan en las distintas superficies que dominan ambos circuitos (arcilla, cemento al aire libre y césped al aire libre).

Si por otra parte la diferencia de nivel, hoy por hoy, entre un equipo y otro aparece claramente, no hay mucho más por analizar.

Queda, claro, lo que todo deportista lleva adherido a su piel: el amor propio. Dejar todo en la cancha, correr la última pelota y una más (ejemplo: Novak Djokovic y Rafael Nadal en la última final del Us Open 2011). No rendirse ni aún vencido…

Tal vez no alcance. Hoy la realidad de los máximos exponentes del tenis chileno de los últimos 10 años Fernando González y Nicolás Massú pasa por evidentes declinaciones físicas ( González) y tenísticas ( Massú) y de quienes los siguen en la construcción de un equipo de Copa Davis (Capdeville y Aguilar) dista de convertirse en una oposición dura para un conjunto, el italiano, que en un escenario que les dio gloria hace 35 años atrás, pretende dar otro golpe en Ñuñoa.

Pero en sus últimos raquetazos como integrantes de un equipo chileno de Copa Davis, tal vez González (en los singles) y Massú ( en el equipo de dobles) apelen a toda la grandeza que supieron entregar en momentos memorables (los Juegos Olímpicos de Atenas ambos; Beijing 2008, González) y con esos saldos, con lo que queda, conviertan al recinto de avenida Grecia en un impensado escenario de fiesta dieciochera. Será difícil, muy difícil, pero se han visto fallecidos cargando cajones…