En busca del mito fundador, el rugby apunta su mirada hacia William Webb Ellis, un estudiante de liceo cuyo “gesto alocado” durante un partido de fútbol en 1823 habría dado nacimiento a este deporte, que probablemente tenga sus raíces más ancestrales en prácticas de la Edad Media.
En una tumba como cualquier otra, en el cementerio de Menton, en el sureste de Francia, el cuerpo de William Webb Ellis descansa rodeado de cipreses, con vistas al Mediterráneo. Su lápida, descubierta fortuitamente en 1959, se convirtió en uno de los lugares privilegiados por los amantes del rugby.
Allí se puede leer que la Federación Inglesa (RFU) se inclina delante del “primer jugador de rugby”.
Una referencia implícita al ‘gesto alocado’ de William Webb Ellis, que tomó el balón con la mano en un partido de fútbol, en 1823, en la Public School de Rugby, en el centro de Inglaterra, para apoyarlo detrás de la línea del adversario.
La historia, basada en el testimonio contado posteriormente por un contemporáneo del joven William Webb Ellis, fue puesta en duda por gran cantidad de historiadores, quienes destacaron que varias formas particulares de fútbol se practicaban en todos los colegios ingleses a inicios del siglo XIX.
Asimismo, los irlandeses juran también que William Webb Ellis, quien abandonó el ‘college’ al año siguiente para entrar en las órdenes, se inspiró en el fútbol gaélico.
Entonces, ¿por qué el rugby? Aparentemente, porque los estudiantes de la Public school fueron los primeros en establecer códigos del deporte, en 1846, y aseguraron su difusión a lo largo y ancho del territorio, a través de los ex estudiantes, los ‘Old Rugbyeians’, principalmente en las universidades.
La Federación inglesa de rugby (RFU) nace en enero de 1871, algunos meses antes del primer partido internacional de la historia entre Escocia e Inglaterra, en Edimburgo.
Fue un duelo disputado por dos equipos con veinte jugadores cada uno, finalmente reducido a quince elementos a fines de los años 1870.
La expansión del deporte requirió de inversiones y el rechazo de la RFU de aceptar dinero para acercarse al profesionalismo derivó en 1895 en la creación de otra federación, la Northern Union, apoyada por 20 clubes.
Un guiño de ojos de la historia: el rugby, abrazado durante mucho tiempo a los principios del amateurismo, esperó 100 años para introducirse oficialmente en el mundo de los negocios.
En agosto de 1995, la Federación Internacional (IRB) anunció que el rugby se convertía en un deporte “abierto”, una evolución ineludible después de su primer Mundial, en 1987.