Los restos del número dos de la jerarquía nazi, Rudolf Hess, fueron exhumados y su tumba en un cementerio de Baviera (sur de Alemania) destruida, afirma el diario Suddeutsche Zeitung este jueves.

La parroquia protestante de Wunsiedel, una comuna de menos de 10.000 habitantes cercana a la frontera checa, decidió no renovar la concesión familiar donde reposaba el ex dirigente nazi para impedir las reuniones de neonazis en el aniversario de su suicidio el 17 de agosto de 1987, añade el diario.

Los herederos de Hess decidieron que sus restos serían incinerados y sus cenizas lanzadas al mar, según la misma fuente.

Considerado como un mártir en los medios neonazis, el hombre que fue la mano derecha de Hitler es objeto de culto por parte de los extremistas de derecha en Alemania, que durante mucho tiempo se han congregado ante su tumba todos los 17 de agosto.

La municipalidad de Wunsiedel había logrado prohibir esas reuniones al término de varios años de batalla judicial. En 2004, unos 5.000 neonazis se reunieron aún en la pequeña ciudad, desatando la protesta de los habitantes.

Ex número dos del partido nacional-socialista NSDAP al comienzo del reinado de Adolf Hitler, Rudolf Hess fue condenado a cadena perpetua durante el juicio contra los jefes nazis en Nuremberg después de la guerra.

Hess se suicidó al cabo de 41 años de encierro en la celda de la cárcel de Spandau, en Berlín occidental, de la que era el único detenido.