Los salones y jardines de Versalles, el dorado palacio de Luis XIV, el Rey Sol, exhiben desde esta semana las esculturas pop del artista japonés Takashi Murakami, llamado el Rey del Manga, lo que ha desatado polémica en Francia.

Foto: networkedblogs.com

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Un buda de más de cinco metros de alto, muñecos y muñecas con orejas de conejo, sapos, flores: las 22 piezas creadas por Murakami, que se inspira en los dibujos animados y en los pintores japoneses del siglo XVIII, han invadido los elegantes salones del palacio de Luis XVI y María Antonieta, provocando un curioso contraste.

Desde su inauguración, el martes, la exhibición en Versalles dio mucho de qué hablar en los diarios y en las emisiones radiales francesas.

“La batalla de Murakami”, resumió el diario Le Monde, mientras que Le Figaro tituló “La Controversia”. “En los medios artísticos de París sólo se escucha una pregunta: estás a favor o en contra de la exposición Murakami-Versalles”, escribió Le Monde.

Pero la controversia empezó desde antes, cuando se anunció que 22 obras de Murakami, una de las grandes estrellas del arte contemporáneo mundial y el número seis en la lista de los artistas con más caché, iban a ser instaladas en el palacio de Versalles, hasta el 12 de diciembre.

Los miembros del colectivo “Versalles mi amor”, opuestos a la exposición, recogieron varios miles de firmas en Internet, y el día de su inauguración, unas decenas de manifestantes expresaron su hostilidad a la muestra.

Sin embargo, el jueves en la tarde el paisaje no era de batalla ni de protestas: los jardines y el Palacio eran más bien un escenario alegre, donde las coloridas esculturas provocaban la curiosidad o admiración de muchos visitantes franceses, y en otros una fuerte indignación, que se expresaba sólo en muecas o risas burlonas.

“No, no me gusta. No veo por qué se tienen que exhibir aquí esos muñecos”, declaró Jean Yves Marboeuf, de 48 años, que vive en la próspera ciudad de Versalles, a 15 minutos del castillo, pero niega haber participado en las protestas. “Creo que los que se manifestaron el martes eran unos pocos nostálgicos de la monarquía”, opinó.

Un estudiante de 20 años, que quiso ser citado sólo como Marc, reconoció en cambio que le “encantaba” ver en Versalles a una muñeca rubia, “Miss Ko2″, cuyos pechos admiraba, mientras que a su amiga Marjorie le intrigaba el inmenso buda instalado en la entrada de los jardines.

Algunos turistas mostraban por su parte una gran sorpresa, ya que no se habían enterado de lo que los esperaba en Versalles ni se habían dado cuenta de la polémica.

“Vine a ver la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, como regalo de mi esposo para nuestro 20 aniversario de boda, y me encuentro con esto”, declaró Helen Atkinson, una inglesa, mostrando con un dedo la esfera colorida de grandes margaritas que cuelga de las lujosas lámparas del hermoso salón.

Mientras tanto, el artífice de la exhibición, el ex ministro de Cultura Jean Jacques Aillagon, que dirige el histórico palacio, declara, en entrevistas radiales y a reporteros, su “satisfacción” por la polémica desatada por la muestra del llamado Andy Warhol japonés. “Esa es una de las funciones del arte: provocar debate”, asegura.