El Instituto brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués) informó este miércoles de la adquisición de un nuevo computador para mejorar sus previsiones meteorológicas, tras una temporada de lluvias que ha provocado cientos de muertos por deslizamientos e inundaciones especialmente en Sao Paulo y Rio de Janeiro.

El nuevo supercomputador, que amplía en 50 veces la capacidad de procesamiento de datos del INPE, será comprado a la empresa estadounidense Cray Inc., vencedor de la licitación cerrada en marzo, informó el instituto en un comunicado.

El nuevo sistema permitirá al INPE mejorar sus previsiones climáticas, desarrollar investigaciones y aumentar la confianza de sus pronósticos de desastres naturales como inundaciones, colapso de zafras por sequías e incendios, precisó.

La región del sudeste brasileño, que alberga las principales metrópolis del país (Sao Paulo con 20 millones de habitantes y Rio de Janeiro con seis millones), ha vivido un verdadero infierno en la temporada de lluvias que comenzó en diciembre y debía terminar a fines de marzo.

En ese período, en el Estado de Sao Paulo un total de 78 personas fallecieron y unas 34.000 debieron ser desalojadas por la lluvia, según datos de la Defensa Civil.

En el caso del Estado de Rio de Janeiro, la situación empeoró con el caos provocado por las lluvias de la semana pasada que dejan ya 250 muertos, y el total de víctimas durante la temporada se disparó así a 328 muertos y 48.000 desalojados en ese distrito.

Tras las intensas precipitaciones sobre las ciudades de Rio de Janeiro y Niteroi la semana pasada, varios expertos criticaron la ausencia de un sistema de alerta que permita la evacuación de la población en zonas de riesgo.

Eymar Lopes, investigador del INPE que desarrolla un programa informático de alertas climáticas, declaró entonces a la AFP que actualmente existe la tecnología para monitorear fenómenos climáticos, “pero lo que no hay es un mapeo de las áreas de riesgo (…) entonces falta la información sobre el nivel de vulnerabilidad del terreno”.