La cumbre sobre el clima de Copenhague alcanzó el viernes, gracias a la intensiva participación de los jefes de Estado, un compromiso político de mínimos que en opinión de los negociadores será “insuficiente” para luchar de forma eficaz contra el cambio climático.

El presidente estadounidense Barack Obama calificó de paso “significativo” la consecución de este acuerdo sin valor jurídicamente vinculante que deberá ser presentado para aprobación ante el pleno de los 193 países que participan en la conferencia. Una votación para la que el presidente estadounidense afirmó no poder quedarse.

Obama fue sin embargo el primero en reconocer que los progresos realizados el viernes son “insuficientes”. Una fuente de su delegación fue más directa. “Es insuficiente para luchar contra la amenaza del cambio climático”, afirmó este alto funcionario norteamericano, pese a subrayar que se trata de un “un primer paso importante”.

El acuerdo se obtuvo varias horas después del momento previsto para fin oficial de la conferencia, al término de una jornada de idas y venidas, especialmente por parte de Obama.

Llegó a Copenhague a primera hora de la mañana y, tras pronunciar un discurso ante el pleno de la reunión que suscitó vivas críticas, primero se reunió con el primer ministro chino Wen Jiabao, después con los líderes de la Unión Europea, de nuevo con Wen, y por último con el grupo de potencias emergentes denominada BASIC, formado por Brasil, Sudáfrica, India y China.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, “jugó un papel muy activo en este proceso”, explicó a los periodistas el embajador de Brasil para el clima, Sergio Serra.

Lula partió de la capital danesa con destino a Brasilia inmediatamente después de esta última reunión, dejando a su ministro de Medio Ambiente, Carlos Minc, a cargo de negociar los últimos detalles.

“Creo que se tomaron varias decisiones importantes y no pocas de ellas gracias a la mediación brasileña”, consideró Serra. Pero “no anticipamos que sea el resultado que todos esperábamos porque muchas cuestiones deberán ser dejadas para una reunión o reuniones” en 2010, precisó.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunció que correrá a cargo de la canciller alemana, Angela Merkel, organizar una nueva ronda de negociaciones en Bonn (Alemania) “dentro de 6 meses” para adelantar la negociación de cara a la próxima conferencia de la ONU sobre el clima, prevista en México a fines de 2010.

El compromiso político recoge un número mínimo de cuestiones de forma vaga, como el reconocimiento de la necesidad de limitar el aumento de la temperatura media del planeta a 2º C. La cuestión crucial de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a medio plazo (2020) será decidida en enero, según el texto. Los objetivos a largo plazo (2050) no son siquiera mencionados.

También refleja el compromiso de Estados Unidos a otorgar 3.600 millones de dólares a los países más vulnerables de aquí a 2012 para ayudarlos a adaptarse a los impactos del cambio climático.

En cuanto a la delicada cuestión de la verificación de las medidas de reducción de emisiones realizadas por los países en vías de desarrollo, “se optó por una redacción que acabó siendo aceptable para todos, que habla de un mecanismo de consultas internacionales y no de comprobación”, explicó Serra.

“Creo que es un acuerdo bastante flojo. No cumple con las expectativas que había de la conferencia de Copenhague”, afirmó Josef Leinen, representante alemán en el Parlamento Europeo.

“Es un fracaso de Naciones Unidas”, consideró Pierre Radanne, consejero climático para países africanos y experimentado observador de estas negociaciones.

Asegurando no haber acudido a la cita para contentarse con palabras, sino para tomar decisiones, Obama había advertido ya por la mañana al pleno de la conferencia: “este no es un acuerdo perfecto y ningún país obtendrá todo lo que quiere”.