Un tripulante del submarino argentino, que se presume explotó en el Atlántico Sur, desembarcó en un puerto intermedio y fue reemplazado por otro en el último tramo de navegación del sumergible con 44 tripulantes a bordo, reveló la Armada Argentina este viernes.

“Los tripulantes siempre fueron 44. En Ushuaia se desembarcó un teniente que tenía que hacer una comisión en Perú de dos semanas y fue reemplazado por otro oficial de la misma especialización, Comunicaciones”, explicó este viernes el portavoz de la Marina argentina, el capitán de navío Enrique Balbi.

Aunque no proporcionó su nombre, explicó que el teniente “debía viajar en avión urgente a Buenos Aires y luego a Perú”.

Por su lado, medios argentinos dan cuenta de la historia del “tripulante 45”, como se lo llamó, indicando que debía viajar con destino a Jujuy (norte de Argentina) por un llamado urgente de su familia debido a un problema de salud de su madre.

No está claro si se trata de la misma persona. La Armada no ha divulgado oficialmente el listado de los tripulantes que iban a bordo del submarino.

Nada se sabe en cambio del tripulante que tomó su lugar en el fatídico viaje del “ARA San Juan”, que perdió todo contacto con las bases el 15 de noviembre cuando regresada al apostadero de Mar del Plata (400 km al sur de Buenos Aires).

La prensa local también reportó el caso de un submarinista que integraba la nómina para el viaje desde la base naval de Mar del Plata, pero que fue desafectado en el último momento.

“Le había solicitado a su jefe unos días para realizar trámites para comprar su casa. Eso le iba a demandar gran parte de su tiempo, así que lo terminaron liberando del viaje. Ya tenía sus cosas listas y lo bajaron momentos antes de subir”, explicó su madre, Sandra Álvares, al diario Clarín.

Se trata de Adrián Rothlisberger, de 26 años, que lleva ocho años en la Marina Argentina.

Golpeado por la tragedia de sus compañeros, Adrián, que reside en Mar del Plata, le pidió a su madre que viajara desde Chaco (norte de Argentina) para acompañarlo.

Estaba designado al submarino desde hacía dos años. No subió “por cuestión de segundos”, relató su madre.