Primero medían lo que habíamos hecho, ahora nos dicen lo que tenemos que hacer. Este año, relojes y pulseras que miden los pasos, el pulso, las calorías que quemamos y otros datos marcaron la nueva moda en tecnología ponible.

Las pulseras y relojes inteligentes adornan cada vez más a los adeptos de los gadgets tecnológicos. Algunos incluso cuelgan de las correas de sus perros unos medallones que miden si duermen demasiado o corren poco.

Los datos recogidos por sensores en estos aparatos son transmitidos a tabletas y teléfonos móviles cuyas aplicaciones analizan las actividades de humanos y mascotas en función de lo que debería ser una vida sana.

Este movimiento incipiente del “Yo cuantificado” que se popularizó este año recibirá un nuevo impulso en 2015 con la puesta a la venta del futuro reloj de Apple, llamado simplemente Watch.

“Tendemos a emocionarnos un poco más con las cosas que se ocupan de nosotros mismos”, dijo el analista Rob Enderle, de la firma Enderle Group de Silicon Valley, en California.

Los sensores colocados en los artículos que se utilizan cotidianamente permiten observar actividades diarias que luego son analizadas por ordenadores en los centros de datos en línea, que un día podrían ser capaces de anticiparse a las necesidades de la gente.

Los analistas de la industria señalan que muchas de las personas que compran pulseras de “fitness” suelen abandonarlas después de unos meses, quizás porque con el tiempo tener un aparato que informe de que se han dado 7.589 pasos en el día deja de ser emocionante.

“A los consumidores no les interesa tanto rastrear sus datos”, dijo J.P. Gownder, un analista de Forrester. “Lo que quieren es información sobre cómo vivir una vida mejor”.

Futuro amor computarizado

Cuando el usuario usa en su teléfono su correo electrónico, calendarios o servicios de geolocalización, los servidores de internet colocan a este “Yo cuantificado” en contexto: calculan qué le puede gustar hacer a alguien cuando está en determinado lugar en determinada hora del día.

“A finales de esta década, estaremos hablando con todos los equipos conectados a nosotros y ellos nos estarán respondiendo”, dijo Enderle.

“Ahora bien, si te quieres casar con esta tecnología es otra cosa y depende de tu estado mental”, añadió.

El analista bromeaba respecto a la película “Her” (Ella), en la que Joaquín Phoenix retrataba a un personaje en un futuro no tan lejano que se enamora del seductor sistema operativo de su teléfono móvil.

Las aplicaciones que realmente se destacarán en el rubro de la tecnología ponible serán las que vayan más allá de la medición de actividades fisiológicas y logren proveer información con asistentes personales que se vinculen, vía internet, a controles de objetos como luces, televisores y termostatos, puso como ejemplo el analista Ben Arnold, de la firma NPD Group.

“Imagínate que son las 09h00 de la mañana y estoy comentándole a un amigo que tengo ganas de comer carne a la parrilla”, dijo Arnold.

“Luego, al mediodía, mi reloj inteligente sabe que es hora de comer y me recomienda un local de carne a la parrilla que queda cerca, porque escuchó la conversación de la mañana. Ese es el objetivo”.

Google podría lograr esta meta gracias a su proyecto Deep Mind, dedicado a lograr que las máquinas piensen como piensan los humanos, comentó el especialista.

Además, el software Google Now está diseñado para anticipar lo que los usuarios de dispositivos móviles Android podrían querer hacer: por ejemplo, puede notar que alguien tiene un correo electrónico con la confirmación de un vuelo y luego recomendarle a qué hora debería salir hacia el aeropuerto, en función del tráfico a esa hora.

Apple tiene su asistente virtual Siri para iPhones, mientras que Microsoft diseñó a Cortana para ayudar a los usuarios de móviles Windows.

Por ahora, pulseras de fitness

A corto plazo, la presión del mercado está concentrada en los accesorios inteligentes como las bandas FitBit y UP, pioneras en el concepto del “Yo Cuantificado” que rastrean los pasos, el sueño, las comidas ingeridas y las calorías consumidas.

“Estamos en un momento de gran destrucción creativa”, dijo Gownder respecto a esta tendencia. “80% de lo que vemos hoy en día probablemente fracase de alguna manera. Y eso está bien”.

Una investigación de Forrester mostró que el interés por usar sensores, particularmente en las muñecas, aumentó notoriamente el año pasado.

Titanes como Samsung, Sony, LG, Motorola y Microsoft ya sacaron sus relojes inteligentes. Sus capacidades van más allá del control de actividades físicas y permiten hacer llamadas, revisar el correo electrónico, tomar fotos e interactuar con las aplicaciones de los teléfonos.

Se espera que el lanzamiento el año próximo del Apple Watch impulse los relojes inteligentes al terreno de la cultura dominante gracias al poder de tracción que tiene la marca con sede en California.

“Cada vez que Apple se mete, el mercado cambia radicalmente. Crece la marea. Y probablemente elevará a todos los demás barcos”, dijo Arnold.

Después de las pulseras, la siguiente tendencia deberían ser las gafas inteligentes, como quiere el proyecto Google Glass. “Es el siguiente paso lógico, pero no estoy seguro de que el mundo esté listo para eso”, agregó el experto.