A mediados de los 80, cuando se intensificaban las protestas contra la dictadura y recrudecía la represión, surgió una iniciativa a partir de unos ejemplares de la foto presidencial oficial de Augusto Pinochet (esa en blanco y negro, con uniforme y banda presidencial, que venía de ser reemplazada por una a colores).

La idea fue entregar en un sobre la imagen para que distintas personas la intervinieran, para luego devolverlas selladas, con el compromiso que se abrirían sólo una vez que el general no tuviera peso político. Una veintena de personas devolvieron los sobres sellados entre 1985 y 1986, lo que se transformó en la exposición “Retrato en busca de autor”, que se montó en el Museo de Arte Contemporáneo –Parque Forestal- el año 2004.

De esos trabajos, destaca la propuesta de Eduardo Vilches, quien imprimió, en serigrafía, un velo negro que cubre completamente toda la foto del dictador. ¿Completamente? No, tras ese rectángulo negro, en la oscuridad, está y se ve, desde determinados ángulos y dependiendo de la iluminación, la silueta y la imagen del general, ahí, siempre presente, al acecho.

No hay muchos ejemplos de trabajo artístico tan explícitamente político realizado durante esos años, menos trabajando directamente la imagen de Pinochet u otra figura relevante de su régimen (véase Sin Miedo, de Félix Maruenda, por ejemplo). Y sin caer en lo obvio o lo planfetario.

Hace 25 años, en plena dictadura y en un momento tenso y violento, el artista pudo prever o intuir lo que hemos vivido en estos días: al dictador ya sin peso político -y muerto hace años- pero ahí, presente desde la oscuridad profunda.

Imagen intervenida

Imagen intervenida

Imagen original

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