Construir una relación amorosa no es fácil, pues las experiencias, ideas y prejuicios a veces pueden ser rápidos, no permitiéndonos ver lo que realmente sucede.

Para responder a estas dudas, Yahoo! publicó los ocho “mitos” urbanos del amor más comunes:

1. Amor es fidelidad.
Para algunos ser infiel significa tener más de una pareja, para otros, es tan sólo mentir o esconder información. En lo que todos concuerdan es que la fidelidad es un acuerdo mutuo, un espacio de libertad acordado por la pareja, y por eso es importante tener todas las reglas claras para comprometerse y respetarlas.

2. Si el sexo funciona, todo funciona. Hay quienes canalizan sus crisis por medio de él, pero eso no quiere decir que todo esté en calma. Por otro lado, hay parejas que en periodos de estrés o de necesidad de concentración prefieren alejarse. Sin duda es importante, pero no “lo más” importante.

3. El tiempo lo arregla todo. Permite mirar mejor algunas situaciones, sin embargo, no afrontar otras a tiempo puede generarnos problemas más complicados. Si es algo que podemos dejar pasar, adelante, pero si nos está amargando la vida, es mejor hablarlo a tiempo.

4. Mi amor lo va a cambiar. Nadie cambia si no lo desea y los cambios forzados siempre son superficiales. Uno de los objetivos de la pareja es ayudarse a crecer juntos, no a cumplir con las expectativas del otro.

5. Los celos son una prueba de amor. Absolutamente no, pues incluso pueden destruirlo. Todos somos celosos en mayor o menor medida, y lo importante es solucionarlo —en terapia o como uno mejor pueda— de manera que eso no termine por transformarnos en espías o inquisidores de nuestra pareja.

6. Nos contamos todo. Tener una buena comunicación en pareja es fundamental, pero de ahí a contarse la vida entera hay una enorme diferencia. Uno tiene derecho a guardar en secreto ciertos capítulos de su vida; incluso hay aspectos de la vida del otro que uno realmente no quisiera conocer. El cultivo de la transparencia sería lo mejor.

7. Me ama, debería leer mi mente. Cuando uno ama al otro se da a la tarea de conocerlo, de presentir e intuir sus necesidades o sus reacciones. Esperar que el otro nos adivine el pensamiento es asignarle una responsabilidad muy grande que, en principio, nos corresponde sólo a nosotros: expresar nuestras necesidades.

8. Discusiones, un mal necesario. Es bueno tenerlas, sobre todo en los periodos de adaptación y cambio, pero si se vuelven pan de cada día y con el afán de destruir al otro, entonces estamos hablando de replantearnos toda la relación.