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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Las parejas que se parecen entre sí, tanto física como psicológicamente, podrían tener una explicación más allá del azar. Según la dermatóloga Wanda Sabrina Stilman, convivir por largo tiempo genera similitudes en hábitos y estilos de vida. Además, un estudio de la Universidad de Colorado reveló que más del 80% de los rasgos de las parejas consultadas eran similares, desde opiniones políticas hasta hábitos como fumar o beber. Expertos como la psicóloga Carolina Moché argumentan que el inconsciente juega un papel crucial en la elección de pareja, buscando similitudes en factores como nivel educativo y atractivo físico.

Sin duda, un momento importante para toda persona es la elección de una pareja. Aunque muchas veces esta decisión suele estar apoyada por criterios que podrían pasar desapercibidos. Y el asunto escala cuando ellas se parecen entre sí, ¿por qué ocurre este fenómeno? Lo cierto es que hay parejas que tienen similitudes, como compartir rasgos físicos y hasta psicológicos.

Por lo mismo, en lo relativo a las relaciones amorosas, algunas investigaciones académicas han dado algunas respuestas interesantes a esta interrogante.

Wanda Sabrina Stilman, médica especialista en dermatología y estética, dijo a La Nación de Argentina que cuando se convive con una pareja por un largo tiempo, se adaptan hábitos de belleza y estilos de vida que generan ciertas similitudes físicas.

Eso sí, destacó que “los rasgos en sí no cambian porque hay componentes genéticos que no pueden ser modificados”, remarcó la especialista.

Por otra parte, la doctora Stilman explicó al diario argentino, que esta mimetización se produce mayormente porque muchas veces se comparten gestos y se mantiene un tono de voz bastante parecido, dando como resultado este curioso efecto.

Así pues, también esta semejanza se transfiere al ámbito psicológico.

“Los pájaros de un mismo plumaje se atraen”

Un estudio sobre relaciones amorosas, concluyó que algunas parejas comparten más del 80% de rasgos -desde las opiniones políticas y la edad a la que tuvieron por primera vez relaciones sexuales-. Tanya Horwitz, investigadora de la Universidad de Colorado en Boulder (EE. UU.) y autora del estudio, publicado en la revista Nature Human Behaviour, comentó los resultados de la investigación: “si los pájaros de un mismo plumaje se atraen, es más probable que las aves del mismo plumaje se junten”, realzó Horwitz.

Según la investigación, recogido por nuestro medio asociado DW, las parejas demostraron un alto porcentaje de coincidencia (82 % y el 89 % de los rasgos examinados), mientras el 3 % se clasificaba como diferente.

Gabriel Bastelli | Pexels

Para realizar el estudio, los científicos revisaron la similitud o disparidad de las parejas a partir de 22 rasgos a lo largo de unos 200 artículos desde 1903. Al mismo tiempo, el grupo de expertos realizó un nuevo análisis de 133 rasgos en casi 80.000 parejas de distinto sexo inscritas en el proyecto Biobank del Reino Unido.

En ambos trabajos, las parejas coincidían en una serie de rasgos, como opiniones políticas y religiosas, niveles de educación y algunas medidas de cociente intelectual. Incluso, los fumadores, bebedores y abstemios tendían a formar pareja con personas que compartían sus hábitos, recogió DW.

Así las cosas, por ejemplo, los extrovertidos, tenían más probabilidades de formar pareja con otros extrovertidos que con los introvertidos.

“Incluso en situaciones en las que nos parece que podemos elegir sobre nuestras relaciones, puede haber mecanismos de los que no somos plenamente conscientes”, expresó Horwitz al medio alemán.

El apareamiento selectivo

Igualmente, la opinión experta puntualiza que el inconsciente, decide eventualmente si la otra persona podría ajustarse a las cualidades que se están buscando.

“La relación de pareja es un vínculo donde tendemos a repetir comportamientos”, destacó la psicóloga, Carolina Moché, en conversación con el diario La Nación.

“Miramos una cara y enseguida decidimos si nos resulta adecuada para procrear, si es saludable o no. La clasificamos por condición social, económica y de salud e inconscientemente decidimos si podría ser una buena pareja”, reconoció la experta. Y añadió: “no creo que se trate de una predisposición psicológica, sino de una tendencia a la repetición”, afirmó al matutino argentino.

De este modo, las últimas investigaciones sobre el tema, han descubierto que las personas tienden a emparejarse con otros que coinciden en factores como el nivel educativo y los ingresos, recogió un reportaje de The Atlantic. A este modo de relacionarse románticamente se llama “apareamiento selectivo”.

Dylan Sprouse y Barbara Palvin

Claudia Brumbaugh, psicóloga del Queens College de la Universidad Municipal de Nueva York, quien ha estudiado las inclinaciones románticas, sostiene en entrevista con The Atlantic, que “los rasgos que las personas terminan valorando en las relaciones reales son bastante básicos y consistentes en todas las culturas”, acotó la especialista.

En el fondo, puntualiza Brumbaugh, nos sentimos atraídos por rasgos universales como la amabilidad, inteligencia y el atractivo físico. Brumbaugh que ha profundizado en la teoría del apego, ha descrito que nuestras experiencias previas pueden moldear cómo interpretamos nuevas relaciones.

Según los hallazgos de la investigadora, cuando alguien descubre que su actual pareja se parece a un ex, tiende a sentirse más ansiosamente apegado a ella (más preocupado por el rechazo o por obtener su aprobación). De todas formas, también es probable que la persona esté más dispuesto al diálogo. “Si alguien nos recuerda, ya sea consciente o inconscientemente, a una expareja, se sentirá más seguro, más accesible”.

Finalmente, puede que en el momento del amor, aquella conexión, puede ser un mecanismo psicológico que aplicamos sin estar del todo conscientes. “Tener una sensación de control y previsibilidad sobre nuestro mundo es sumamente importante”, concluyó Brumbaugh.

Entrevista a Marcia Stuardo, psicóloga del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción

-¿Qué ocurre cuando elijo a una pareja con rasgos similares a los míos (aspectos físicos, actitudes y características de la personalidad)?

Elegir una pareja con rasgos similares a los míos puede tener sus pros y sus contras asociados, por un lado puede generar mayor afinidad, comprensión y conexión con esa persona, esto también puede por otro lado ayudar a reforzar y mantener ciertos aspectos de nosotros mismos y potenciarlos, por ejemplo, si tenemos hábitos saludables para nuestra salud, elegir a alguien con un interés similar, nos puede ayudar a mantenerlos y potenciarlos. No obstante, esto también puede darse a la inversa y en un sentido negativo, donde se pueden reforzar aspectos no tan positivos que pueden impactar de manera negativa en nuestra salud mental, aumentar nuestra ansiedad como también patrones vinculares y relacionales disfuncionales.

Desde la mirada cognitivo conductual, que es mi enfoque de trabajo, se pueden reforzar creencias o ideas que pueden promover patrones tanto desadaptativos como adaptativos, esto puede verse reflejado en creencias sobre el amor o el autoconcepto, como en las propias capacidades, afectando la autoeficacia ya de manera positiva o no. También se pueden mantener dinámicas o potenciar, reforzando así nuestro sistema de creencias generando ideas aun más rígidas, si lo vemos en la etapa de la adolescencia, esto podría ser determinante en como vemos o interpretamos ciertas formas de ver la vida cuando somos adultos, por ejemplo. Aquí, lo clave, es tomar consciencia y ver como esto nos afecta y si esto potencia o no lo que queremos a futuro, lo importante es que se pueda convertir en una base que nos permita crecer y desarrollarnos de la mejor manera posible en todo ámbito.

-¿Hay una explicación desde la psicología que aborde por qué ciertos patrones afectivos no saludables se repiten a largo plazo en la elección de una pareja?

Sí, existe una explicación y tenemos varias miradas teóricas que nos pueden ayudar. Por ejemplo, si lo vemos desde la teoría vincular o del apego, vemos que nuestras experiencias tempranas nos marcan y dan los primeros lineamientos de como serán a futuro nuestras relaciones con otros, estás pueden modificarse pero aun así nos pueden dejar una huella permanente, por ejemplo, cuando hablamos de una persona con un apego seguro podemos ver personas que se relacionan de manera más saludable y adaptativas con otras personas, no así con personas que pudieron desarrollar un apego de tipo más inseguro como el evitativo, ambivalente o desorganizado, donde podemos ver relaciones menos funcionales y probablemente con más conflictos en su forma de relacionarse con otros tendiendo a repetir estos patrones, estableciendo de manera inconsciente vínculos con personas que puedan repetir y reforzar estos patrones, por ejemplo, si asociamos los celos con amor, es probable que busquemos personas que expresen este comportamiento para sentirnos “cómodos”.

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“Si asociamos los celos con amor, es probable que busquemos personas que expresen este comportamiento para sentirnos cómodos”
- Marcia Stuardo, psicóloga del Centro de Vida Saludable de la Universidad de Concepción

Por otro lado, tenemos al psicoanálisis y la teoría relacionales que habla de que de manera inconsciente hay personas y/o parejas que puedan reactivar estos conflictos con tal de corregir o cambiar estas experiencias. Por su parte, la teoría cognitivo conductual, sostiene que las creencias que tenemos, sean disfuncionales o no, son las que nos llevan a mantener relaciones donde se refuercen estas creencias, esto se complementa con los sesgos de pensamientos o ideas que podamos tener en cuanto a las relaciones de pareja y a la elección de una pareja, perpetuando así el ciclo del cual, sin terapia puede ser difícil de entender o comprender, en caso de las creencias disfuncionales, lo que puede afectarnos a nivel de salud mental.

Referencia

Horwitz, TB, Balbona, JV, Paulich, KN et al. Evidencia de correlaciones entre parejas humanas basada en revisiones sistemáticas y metaanálisis de 22 rasgos y análisis del Biobanco del Reino Unido de 133 rasgos. Nat Hum Behav 7, 1568–1583 (2023). https://doi.org/10.1038/s41562-023-01672-z