Fue en 1956 cuando un misionero evangélico estadounidense llamado Jim Elliot oyó hablar de la tribu de los huaorani en Ecuador. Desde ese momento supo que debía evangelizarlos junto a un grupo de amigos, aunque el desenlace de esto fue su muerte.

La historia comienza cuando Elliot escuchó sobre un pueblo originario sumamente agresivo que habitaba en el Amazonas ecuatoriano. Desde ese momento tuvo la idea de volar hasta ese lugar y enseñarles el evangelio.

Fue así como el hombre acordó junto a cuatro amigos – Nate Saint, Ed McCully, Peter Fleming y Roger Youderian- comenzar a armar una expedición para ir hasta Sudamérica.

Jim y sus amigos habían profesado el cristianismo evangélico desde muy pequeños, teniendo como norte la evangelización de personas con problemas de salud, alcoholismo y drogadicción en Estados Unidos, hacia la década de 1940.

Los cinco misioneros | Wikimedia Commons
Los cinco misioneros | Wikimedia Commons

Es por esto que los cuatro vieron una gran oportunidad en el grupo de los huaorani, a quienes pensaban que podían convertir en personas civilizadas que podrían, a futuro, internarse en la vida en comunidad.

El grupo bautizó esta misión como Auca, que en quechua significa “salvajes”. La puesta en marcha fue en 1955, cuando iniciaron una serie de vuelos hasta la Amazonía de Ecuador para intentar hacer contacto con el pueblo originario.

No obstante la misión no fue nada de fácil, según detalla el sitio de noticias RT los indígenas antes mencionados tenían fama de ser poco amigables con las personas que se acercaban a su territorio. Por esos años su número era cercano a los 300 y siempre atacaban a quienes consideraban intrusos.

Los primeros vuelos sobre el área se registraron desde septiembre de 1955, poco después los misioneros divisaron las aldeas donde se instalaban los huaorani.

Para lograr acercarse a ellos los estadounidense diseñaron un plan que consistía en bajar regalos para hombres, mujeres y niños de las tribus (generalmente ropa). Esto iba acompañado por una frase en altoparlante que decía “Biti miti punimupa”, que en el idioma de ellos quería decir (quiero ser tu amigo).

Luego de unos meses de sobrevuelos los indígenas decidieron entregar una señal de aceptación hacia el grupo de exploradores, por lo que ataron un tocado de plumas en la copa del árbol más alto. Este le dio a entender a los cinco hombres que podían aterrizar en el lugar.

Steve Saint, hijo de Neite Saint, con un grupo de nativos en los 80 | Pittsburgh Post-Gazette
Steve Saint, hijo de Neite Saint, con un grupo de nativos en los 80 | Pittsburgh Post-Gazette

Palm Beach

Fue el 3 de enero de 1956 cuando los misioneros se establecieron en una de las riberas del río Curaray, para estar lo más cerca posible de las comunidades. Ellos mismos bautizaron el lugar como “Palm Beach”.

De acuerdo al detalle que entrega la BBC, la idea de los misioneros era establecer contacto con la tribu mediante gritos amistosos, con los cuales los invitaban a acercarse a su territorio y compartir alguna actividad.

El 6 de enero ellos tuvieron el primer contacto con un grupo de huaoranis. Eran un hombre junto a dos mujeres que habían ido hasta el lugar para observar el comportamiento de los hombres. Según el testimonio que enviaron los misioneros, esto no duró más de 10 minutos, hasta que los nativos se fueron.

Jim Elliot procuraba todos los días comunicarse por radio de onda corta con su esposa Marj que estaba en Portland (Estados Unidos), a quien le decía que iniciara una búsqueda en caso de no haber contacto por más de dos días.

Nativos Huaorani hacia el año 2000 | Wikimedia Commons
Nativos Huaorani hacia el año 2000 | Wikimedia Commons

El 8 de enero fue el día clave en la vida de los cinco misioneros, ya que vieron acercarse un grupo de 10 hombres de la tribu. En ese entonces, Nate Saint dejó un mensaje por radio a su esposa en el cual mostraba estar fascinado por este contacto.

“Parece que estarán aquí para el servicio por la tarde. Ora por nosotros. ¡Este es el día! Te contactaremos en las siguientes cuatro horas y media”, fue lo último que dijo.

Desafortunadamente, los indígenas procedieron a atacar con lanzas a los cinco estadounidenses y los mataron en la orilla del río Curaray, dejando sus cuerpos en ese mismo lugar. Posteriormente huyeron hacia la selva.

De acuerdo a un artículo del periódico Washington Post, el grupo de huaoranis decidió quemar el campamento que tenían cerca del río, temiendo una represalia de parte de otras personas. Incluso muchos de ellos se unieron a otras tribus originarias de la zona.

El 10 de enero, a falta de comunicación de los misioneros con sus familias, se ordenó la salida de un grupo de rescate estadounidense con sede en Panamá. Los hombres rodearon la zona del Curaray en busca de los cuerpos de los hombres, logrando su identificación en las horas posteriores.

En ese momento se dictaminó que era poco probable que pudieran llevar sus cuerpos de vuelta a Estados Unidos, por lo que los cinco fueron enterrados en una fosa común creada en la orilla del río. Los cuerpos nunca fueron recuperados por sus familias.

Jim Elliot, Nate Saint y Ed McCully | Wikimedis Commons
Jim Elliot, Nate Saint y Ed McCully | Wikimedis Commons

Reacción en Estados Unidos

El hecho generó reacción inmediata en la ciudadanía de Estados Unidos y los medios de comunicación escrita relataron esto como un asesinato sufrido de parte de pueblos originarios de Sudamérica. Sin ir más lejos, se estrenaron fotorreportajes mostrando cómo era la vida de los huaoranis.

Dos años más tarde, la viuda de Jim Elliot, Elisabeth Elliot, y la hermana de Nate Saint, Rachel, decidieron volver hasta el amazonas ecuatoriano para restablecer contacto con los pueblos originarios y difundir mensajes de paz.

De acuerdo a lo publicado por RT, contrario a lo que se pensaba en ese entonces las dos mujeres lograron instalar una especie de escuela de lenguaje de verano para las tribus huaoranis que aún residían en la zona.

Ambas confesaron años después a la BBC que cerca de la mitad de los nativos que allí residían optaron por conocer un poco más sobre la religión cristiana y sus mandamientos. Mientras que otros decidieron seguir con una vida alejada de las grandes civilizaciones, lo que fue respetado.

Rachel y Elisabeth supieron años después, por un nativo evangelizado llamado “Mincaye”, que la orden para asesinar a los cinco misioneros vino desde los ancianos de la tribu, quienes estaban en desacuerdo con la intromisión de otras personas en sus territorios.

Nativos Huaorani hacia el año 2000 | Wikimedia Commons
Nativos Huaorani hacia el año 2000 | Wikimedia Commons

Años después se instaló en el lugar una modalidad conocida como Summer Institute of Linguistics, con la cual se pretendió instruir a los nativos de la zona durante la década de 1960.

Hoy en día, los huaorani son un pueblo originario que continúa habitando la Amazonía de Ecuador. Si bien continúan estando alejados de las grandes ciudades y la modernidad, son un pueblo pacífico y reconocido por el estado de su país.

Últimamente, ellos hicieron historia por detener por la vía legal la licitación de un campo de petróleo en su territorio. Esto se basó en que no se había realizado una consulta legal de parte de las empresas encargadas.

Según detalla la cadena Euronews, en ese momento tuvieron el apoyo de celebridades internacionales como Leonardo Di Caprio, quien valoró el fallo de la justicia en redes sociales.

“El pueblo huaorani ha tenido una victoria legal para proteger los bosques lluviosos de las perforaciones petrolíferas y han sentado un precedente histórico para los derechos indígenas”, indicó en esa oportunidad el actor.