En el barrio General Paz, Santiago del Estero, al norte de Argentina, una mujer perdía la calma, recibía golpes de su marido y se veía nuevamente envuelta en la violencia de género en su hogar.

No estaba sola en su sufrimiento. Como suele suceder en estos casos, los más inocentes del núcleo familiar se ven involuntariamente involucrados en las tristes escenas de este delito.

Era una madrugada de domingo. Enero parecía un nuevo comienzo, pero no para el pequeño quien despertó de golpe debido a la música estridente, al igual que los gritos de su padre. Su madre también estaba descansando de una jornada de quehaceres hogareños, hasta que al hombre se le ocurrió interrumpir la paz.

La información fue publicada en el medio Nuevo Diario Web, el cual detalla que la mujer fue emplazada a tener relaciones sexuales. Su marido estaba borracho, tan fuera de sí, que no le importó que los dos hijos de la pareja estuvieran en la misma pieza, junto a la madre.

Cuando la mujer se negó, el sujeto se puso más que violento, tomó un cuchillo y los amenazó a todos. El objeto cortopuzante lo puso en el cuello de su esposa.

“Ya estoy cansado, los voy a matar a todos”. Acto seguido, se dispuso a romper con el arma blanca la manguera del balón de gas. Ella le suplicaba a gritos que no lo hiciera.

Los dos hijos del matrimonio presenciaban, a esas alturas, la violencia.

La niña estaba cerca de la cocina. Pero fue el niño de 7 años quien se quebró totalmente ante la situación.

“No la pegues más, estoy cansado, me quiero morir”. No se quedó en la súplica. Se puso sus zapatos y salió a la calle, a esa hora de la madrugada, a buscar ayuda entre los vecinos.

La mujer tomó a su hija en brazos para salir de la vivienda, pero el hombre le asestó un golpe fuerte en la cabeza. Como pudo, escapó de su casa hacia una vivienda del barrio. Ahí, su vecina le prestó el teléfono y llamó a la policía.

Foto referencial / Nuevo Diario Web

“Botón de Pánico” sin apretar

El caso del menor en General Paz, denota la frágil situación mental de la niñez que se ve envuelta en escenas de violencia de género.

Expresar de forma concluyente querer terminar con su vida, ante el hartazgo de los golpes que sufría su madre, es evidencia de eso.

De hecho, cuando llegó la policía, arrestó al hechor. Su proceso está más que abierto en la Unidad de Violencia de Género e Intrafamiliar del Ministerio Público Fiscal. La representante, Norma Matach, dispuso la detención del agresor.

Las autoridades locales informaron que este había agredido en varias ocasiones a su pareja. Ya lo había denunciado y hasta le ofrecieron un “botón de pánico” que no pudieron entregarle, ya que la mujer ni siquiera tenía un teléfono móvil.

Dicho mecanismo fue una idea que comenzó a implementarse en Buenos Aires hace pocos años. Más de tres mil mujeres que estaban en situación de violencia de género lo tenían a su disposición.

Se trata de un dispositivo, el cual puede ser activado cuando el sujeto denunciado por violencia intenta agredir nuevamente a su víctima.

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Un mecanismo similar fue implementado de forma paralela para ser colocados a hombres agresores, lo cual permitía la geolocalización de los mismos para garantizar que cumplan las órdenes de alejamiento dictadas judicialmente para evitar que vuelvan a agredir a sus parejas.

En el caso de General Paz, la mujer no contaba con dicho botón, pero la ayuda de los vecinos fue clave para capturar al agresor.

Otros menores de edad han sido noticia en Argentina debido a sus reacciones al momento de presenciar violencia hacia sus madres.

En 2018, llegó a los titulares internacionales la reacción de un niño argentino de tan solo 10 años de edad, quien acuchilló de muerte a su padre, debido a los constantes golpes que propinaba a su madre.

En cuanto al niño que expresó sus deseos de suicidarse, cansado de la situación de violencia en su casa, ya recibe asistencia especializada de las autoridades locales, que también acompañan a la madre legalmente para evitar un nuevo episodio que ponga en peligro sus vidas.

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