Como “una eternidad sinsentido” calificó Greenpeace la cantidad de años que demora en degradarse el total de plástico contenido en la canasta básica de los chilenos.

Tras un recorrido por diferentes supermercados del país, integrantes del Movimiento de Chile sin Plásticos realizaron el ejercicio de comprar la canasta básica de los chilenos que pueden encontrar en los supermercados (38 productos) para analizar la cantidad de plástico que hay en ella y así comprobar no solo el peso del plástico que envuelve los productos (que resultó ser 1 kilo), sino la cantidad de años en que demoran en degradarse.

“Estamos impactados con lo que nos hemos encontrado en la canasta básica de los chilenos”, señaló Soledad Acuña, coordinadora del Movimiento Chile sin Plásticos.

“En esta compra mínima de toda familia chilena casi todos los productos vienen envueltos en plástico innecesario. De hecho, si sumamos los años de todos estos envoltorios plásticos se requieren poco más de 14.000 años para degradarse” , añadió.

“Es un sinsentido que hayamos eliminado las bolsas plásticas, pero que nos estemos llevando enormes cantidades de otro tipo de plástico que termina en la basura apenas llegamos con las compras a nuestras casas”, sentenció Acuña.

Como referencia, hace 14.000 años (lo que demora en degradarse el plástico de la canasta básica) aun existía un paso terrestre entre América y Asia y el Milodón vivía en la Patagonia.

Entre los productos de la canasta que más demoran en degradarse, están cuatro paquetes de galletas (1.200 años), el queso empaquetado (1.000 años), el jabón líquido en botella (1.000 años) o un sobre de saborizante de chocolate en polvo (1.000 años). De hecho, si bien el tarro de café es de aluminio y fácil de reciclar, la tapa de plástico puede demorar 1.000 años en degradarse.

¿Y los productos que menos tardan?

Los huevos que vienen en bandejas de cartón y la harina que está en bolsas de papel. Ambos materiales resultaron ser los más amigables medioambientalmente ya que demoran alrededor de medio año en degradarse.

Durante el recorrido por diferentes supermercados del país (que incluyó las ciudades de Santiago, Valparaíso, Concepción, Temuco y Punta Arenas), y tras adquirir la canasta básica, distintos compradores devolvieron en la oficina de atención de clientes carros cargados con el plástico que envolvía los productos y una carta en donde llaman a las cadenas de supermercados a tomar medidas concretas para disminuir el plástico que sale de sus góndolas.

En este contexto, Acuña señaló que “las empresas deben entregar opciones ambientalmente amigables a los compradores. No es posible que casi todo lo que compramos esté envuelto en plástico. Por otra parte, los supermercados debieran entregar al menos un espacio en sus góndolas con productos libres de plástico. Sería un paso mínimo, pero a la vez un avance enorme. Lamentablemente no vemos que existan propuestas innovadoras por parte de las grandes cadenas en este sentido”.