La hermana André -cuyo nombre es Lucile Randon- es la persona más anciana de Europa. Tras contagiarse de coronavirus en un geriátrico, la mujer se recuperó recientemente y compartió un mensaje de paciencia y esperanza al mundo.

“No sentía nada y dormía”, contó la religiosa nacida en 1904 tras enterarse que se curó de la enfermedad.

Entrevistada por el medio local Le Parisien, la mujer contó que cuando supo que estaba contagiada de covid-19 se mantuvo con calma. “Recé por los jóvenes y esperé. Este es su gran mensaje: paciencia”.

Lo que quiere enseñar a las personas es breve y claro: “mantengan la esperanza, luchen, luchen por sanar y den ejemplo“, contó.

AFP

Randon tuvo más suerte que otros de los adultos mayores con quienes comparte en el geriátrico Sainte Catherine Labouré de Toulon, en el sudeste de Francia. En enero, 81 de los 88 ancianos que viven en las instalaciones se contagiaron y diez de ellos murieron.

Para proteger a los demás residentes, la hermana fue confinada durante la mayor parte del tiempo. “La soledad le pesaba mucho”, explicaron los familiares de la monja, que ya no podía asistir a la misa dominical.

Pese a que es ciega hace varios años y está en silla de ruedas, la adulta mayor disfruta de pasear por el jardín. Requiere asistencia constantemente y la describen como una persona muy habladora.

La francesa ha vivido la Gripe Española y dos guerras mundiales. Festejará este jueves 11 de febrero sus 117 años en el geriátrico donde llegó a residir en 2009.

Adelantó que espera que llegue el día de su cumpleaños para celebrarlo disfrutando del baked alaska -también llamado omelet noruego-, su poste favorito que incluye helado y pastel.

Respecto a su récord, la hermana André es actualmente la segunda persona más longeva del mundo, ya que la marca mundial la tiene la japonesa Kane Tanaka, con 118 años.