Por Rocío Norambuena Avilés
Ex Directora Ejecutiva Abofem Chile

Luego de un año de espera, el pasado 2 de junio, se dio cuenta en la Cámara de Diputados y Diputadas del ingreso del proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo con Plazo. La noticia provocó rápidas reacciones en el sector conservador, quienes aun sin conocer el contenido del proyecto anunciaron su total rechazo, amparados —entre otras razones— en que Chile atraviesa una crisis de natalidad, pues cada vez menos mujeres eligen ser madres.

En este contexto, cabe cuestionarse de qué manera este sector concibe el apoyo estructural a la maternidad y qué muestras está dando de apoyar que las mujeres elijamos maternar.

La derecha y sus contradicciones

Una rápida revisión resulta desoladora, pues basta mirar cómo han votado recientemente los partidos Republicano, independientes del ex Partido de la Gente, UDI, Social Cristiano y RN, en propuestas tan importantes para mejorar las condiciones de vida de las chilenas y chilenos. Una de ellas, la fallida Reforma Tributaria, que buscaba “establecer reforma tributaria hacia un pacto fiscal por el desarrollo y la justicia social” y que fue rechazada con 71 votos y 3 abstenciones, entre los que se cuentan los de los principales exponentes de la derecha conservadora.

Asimismo, la reciente reforma de pensiones que, si bien fue aprobada por 110 votos, tuvo 38 votos en contra, entre los cuales se contaron militantes republicanos, UDI, RN y social cristianos. Sumado a esto, la clara resistencia al aumento del sueldo mínimo mensual, que actualmente busca incrementarse a $529.000; la sistemática negativa a impulsar mejoras laborales que permitan mejor conciliación con la vida familiar; y las discusiones en torno a la arista social de la Ley Corta de Isapres, aprobada en 2023.

Junto con la tendencia a rechazar iniciativas legislativas que tienen la potencialidad de mejorar la vida de las familias chilenas, resulta también preocupante la falta de votos que tuvo en sala que el mencionado proyecto de aborto con plazos fuese revisado por la Comisión de Mujeres de la Cámara de Diputadas y Diputados, quedando excluido de ese espacio de discusión.

De este modo, nuevamente una iniciativa que impacta directamente en la vida de niñas, adolescentes y mujeres del país —más de la mitad de la población nacional— no sería revisado por la comisión temática, cuya finalidad es impulsar iniciativas con perspectiva de género y promoción de la igualdad material para las mujeres. Con esto se pierde un espacio relevante del debate legislativo, que un proyecto sobre prestaciones de salud reproductiva y autodeterminación debería contemplar.

Un debate más responsable

Así las cosas, la derecha dice estar a favor de la maternidad en Chile, pero cuando llega el momento de votar por mejores condiciones de vida, votan en contra. ¿Por qué vida están abogando entonces? ¿En qué condiciones se espera que vivan las familias en Chile?

El debate legislativo que está por iniciar requiere de la mayor responsabilidad y ética en el actuar de nuestros congresistas. Negarse a dar una discusión en torno a los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos argumentando la defensa de la familia para luego rechazar iniciativas que tienen la potencialidad de mejorar las condiciones de vida de la población, ya no es admisible. Altura de miras y actuar en consecuencia es lo que los tiempos requieren, para que en Chile vivan mejor, tanto aquellas que no quieran ser madres, como aquellas que desean contar con mejores condiciones para poder hacerlo.

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