Cada 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, fecha que nos invita a concientizar la realidad de usuarios, familias y cuidadores que conviven diariamente con esta situación de salud.

El Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo y corresponde a la causa más común de demencia, trae consigo un deterioro continuo de las funciones cognitivas (inicialmente la memoria), habilidades sociales y comportamiento, lo cual repercute directamente en la capacidad de la persona de interactuar con su entorno y mantener independencia, impactando en la dinámica familiar.

Una de las dificultades a las cuales se enfrenta el núcleo cercano de quienes padecen esta enfermedad, es la vinculada al proceso de comunicación, ya que con la progresión de esta patología se requerirán estrategias comunicativas para facilitarlo y así evitar el aumento de la ansiedad y agitación en los usuarios tras situaciones frecuentes como: olvido de nombres, repetición constante de eventos pasados o temas de conversación, respuestas incoherentes, entre otras dificultades.

Al respecto, se pueden ejecutar acciones simples que permitirán una comunicación efectiva, por ejemplo: hablar de manera clara y pausada con mensajes cortos y simples, manteniendo el contacto visual para conservar la atención y concentración. Otras recomendaciones son pronunciar los mensajes más importantes al inicio de la frase, repitiendo la información si es necesario y dejando tiempo para la comprensión y retroalimentación, realizar preguntas cerradas (si o no) y retomar experiencias pasadas conectando con el presente.

Es importante no molestarse por las dificultades que muestre la persona en comprender y expresarse, mostrándose siempre de buen ánimo y amable. Evite centrarse en el error cometido y aprenda a leer el lenguaje corporal, la comunicación no verbal es muy relevante en este contexto, ya que los gestos pueden ayudar a entender de mejor manera el mensaje.

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