Autenticación, la capacidad de demostrar que un usuario es realmente quien dice ser, es un proceso que a diario realizan cada vez más chilenos y chilenas para acceder a distintas cuentas, beneficios y servicios, mediante el número de serie de la cédula de identidad.

Una acción que aumentó con el inicio de la pandemia, los confinamientos y, en consecuencia, el aceleramiento de la transformación digital para la resolución de diligencias.

Prácticamente, hoy puedes hacer cualquier tipo de trámite con ese número: obtener cuentas bancarias, inscribirte en servicios, acceder a información de salud o incluso realizar los retiros de la AFP. El poder que tiene el número de serie es inigualable.

El número de serie corresponde a un código alfanumérico que identifica a cada cédula de identidad. Para muchos, puede resultar práctico y eficiente; sin embargo, ya no es secreto. Son tantas las empresas e instituciones que lo solicitan digitalmente y en forma de fotocopias y fotos, que hoy podemos asegurar que este número anda dando vueltas en diversas bases de datos y en distintos lugares del país.

El problema radica en que basta que una de estas empresas sufra un ataque informático o una vulneración de datos para que los números de serie de las personas queden completamente expuestos y disponibles para un eventual mal uso. Si esto ocurre, la situación sería peor que una filtración de contraseñas de ciudadanos, ya que, por último, las contraseñas pueden cambiarse fácilmente; no así los números de serie de la cédula de identidad.

¿Qué se puede hacer al respecto? En Chile existen mejores sistemas de autenticación que la cédula de identidad, como, por ejemplo, la ClaveÚnica, una solución tecnológica que representa el principal y único sistema de autenticación para verificar la identidad de un chileno o una chilena.

Para ello, solo se requiere optimizar la herramienta y agilizar su entrega, de modo que los ciudadanos no tengan que hacer largas filas para obtenerla. La ClaveÚnica, además, podría facilitar su uso por parte de empresas privadas, permitiendo sumar nuevos actores a este mecanismo de autenticación que posee una base de más de 13 millones de usuarios.

En fin, esta herramienta tiene el potencial para convertirse en nuestra principal forma de autenticarnos como chilenos y por lo mismo hay que seguir mejorándola, mediante la aplicación de más mecanismos de seguridad como doble factor de autenticación, notificaciones que indiquen dónde se ha utilizado. También es importante perfeccionar su interfaz para mayor facilidad de uso.

Nicolás Silva, director de Tecnología de Asimov Consultores.

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