No por nada su traducción del inglés es “puesta en marcha”, como estableciendo un punto de inicio que, como tal, puede sorprendernos a futuro. Incluso, si tomamos dicha palabra por sí sola, decir “startup” ya transmite una sensación diferente. Sobre todo cuando viene de la mano de soluciones y nuevos ordenamientos para la economía, como suele presentarnos la contingencia sobre este tipo de negocios divergentes.

Cada vez hay más definiciones sobre lo que son las startups, pero una de las más transversales concierne a una empresa emergente, de edad temprana y con quizás no tantos trabajadores como una tradicional, que ofrece altas expectativas de crecimiento y escalabilidad a través de sus productos y servicios. Lo elocuente es que dichas propuestas suelen apalancarse en innovación y en tecnologías hoy trascendentales para el desarrollo del Siglo XXI.

Es cosa de fijarnos en las más valiosas del 2021 para darnos cuenta de su influencia en nuestros días. El ranking de CB Insight reunió a los unicornios más importantes del orbe, de acuerdo a su valoración en dólares, donde con registrar los cinco primeros lugares podemos dimensionar su influjo.

En el quinto lugar se encuentra Canva —con una valuación de 40.000 M US$—, conocida por su software simplificado para que cualquier persona haga diseño gráfico; le continúan Klarna y Stripe —45.600 M US$ y 95.000 M US$, respectivamente—, dos fintech que innovan en los servicios de pagos; la sigue SpaceX —100.300 M US$—, la renombrada firma de transporte aeroespacial de Elon Musk que efectuó la primera expedición espacial con tripulación civil de la historia, y por último Bytedance —140.000 M US$—, la matriz de TikTok, la plataforma social más preponderante del último tiempo

Si bien podríamos seguir nombrando ejemplos, tanto del extranjero como de nuestro país, es correcto abordar estos negocios desde otra mirada. Y es que más allá de su solución, ¿qué importancia tienen las startups para la economía?

¿Son preponderantes para la reactivación y el desarrollo? A mi juicio, sí. Estas empresas lideran —muchas veces guían, en otras encabezan— la innovación necesaria para un ecosistema determinado. Sus soluciones son capaces de transformar problemáticas complejas en impactos positivos que reordenan el entorno y promueven el empleo, dado que su espíritu también es colaborativo.

En el intertanto, y por su versatilidad y autoexigencia de actualización en las contingencias del mercado, son las organizaciones más capaces de impulsar nuevos modelos de negocio. Con su alma tornadiza, basada en los nuevos hábitos de su consumo y los parámetros con que se mueven sus clientes, logran ser quienes orientan la conversación sobre las estructuras que regirán el mercado.

Y por último, las startups son catalizadoras de la digitalización, la que no se entiende sólo con usar smartphones, hacer videollamadas o reemplazar lo que está en papel por una planilla Excel. El fenómeno tiene que ver con cómo las personas se adecuan a los procesos tecnológicos, a la preponderancia de los datos y a la nueva consignación del conocimiento, para tener desarrollos más útiles y meritorios en su día a día. Para tener progreso por medio de un camino económico que confluye.

Ignacio Parada da Fonseca, CEO de BioElements.

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